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Ruben Nembhard cuenta su historia

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Ruben Nembhard va a su temporada número 11 con los furreros.

Ruben Nembhard va a su temporada número 11 con los furreros.

Ruben Nembhard, máxima figura de Gaiteros del Zulia en la última década, relató a PANORAMA sobre su vida fuera y dentro de la cancha.

“Bueno, estoy de regreso en Maracaibo, para mi décima o décimo primera temporada, ya perdí la cuenta. Pero es tiempo que les cuente un poco sobre mi historia. Nací y fui criado en la ciudad de Nueva York.

Crecí jugando baloncesto en las calles, siendo una gran experiencia sabiendo lo violento y difícil que es vivir en un barrio del Bronx. Quizás esa dura experiencia me enseñó a ser constante y un hombre agresivo durante mi vida.

Me fui de Nueva York cuando tenía 18 años para estudiar en la universidad de Weber State, en Utah. Jugué tres años allí y tuve una carrera exitosa. Fui el Jugador del Año en una ocasión. Pude guiar a mi equipo al campeonato en dos ocasiones. Me hice un nombre allá y en la comunidad del baloncesto.

Después se me ocurrió la idea de jugar en Europa. En 1995, llegué a Alemania, y tuve un año aceptable porque jugaba en un equipo que no era muy bueno, pero pude ser líder anotador a pesar de todo.

Luego, como cualquier jugador que aspira lo mejor, me regresé a Estados Unidos porque sabía que ya era hora de perseguir mi oportunidad en la NBA. En la 96-97, llegué a vestir el uniforme de los Jazz de Utah y los Blazers de Portland.

Recuerdo cuando anoté mis dos primeros puntos y fue ante Detroit. La asistencia la recibí de manos de John Stockton, quien está en el Salón de la Fama. Todavía lo recuerdo como si fuera ayer y me pongo nervioso. Ese fue el momento más grandioso de mi carrera.

Ahora, cuando presencié mi primer juego de NBA, a pesar que no fui puesto en la cancha, el Jazz enfrentó a Chicago, en el United Center, con nada más y nada menos que Michael Jordan. Cuando lo vi quedé boquiabierto, porque crecí viendo sus logros y en ese momento él era “la cosa”. Estar en la misma cancha con Jordan es algo increíble. Es un sueño para cualquier ser humano.

Con los años he aprendido de su legado. Jordan fue un profesional dentro y fuera de la cancha. Él representa un patrón para cualquier jugador de baloncesto.

Lamentablemente, las cosas no se dieron y regresé a Europa. Participé en torneos en Grecia, Francia y España. Fui afortunado de pasar por varios campamentos de la NBA entre 1998 y 1999. Sin embargo, sabía que eso de volver al mejor baloncesto del mundo sería algo complicado.

Decidí que tenía que hacer dinero para poder sobrevivir y sabía que jugando fuera de mi país me lo permitiría, porque esto es un trabajo. Viajar se me hizo una costumbre. He conocido tantas culturas, tanta gente, tantos países que nunca pensé que llegaría a pisar cuando era un niño en mi barrio.

Lo mejor que me pudo haber pasado fue llegar a Venezuela en el 2000. Eso se lo agradezco a Dios todos los días. Aquí, en Maracaibo, fue donde sentí la pasión del fanático por su equipo. Llegué a Gaiteros del Zulia con la mente puesta en trabajar duro y lograr el campeonato. Diez años después, mantengo las mismas ganas.

Ya no soy el mismo muchacho que llegó en aquel año. He madurado y me da satisfacción poder hablar con tantos jóvenes que forman parte de este equipo y darles consejos para actuar dentro y fuera de la cancha.

Siempre he sido un hombre con metas. Cuando estuve en la universidad, cumplí. En la NBA, cumplí. Como esposo y padre, cumplí. Todo eso lo he logrado. La meta que tengo ahora es ser exitoso en la Liga Profesional de Baloncesto y que Gaiteros sea campeón.

Siempre es un reto para mí venir para acá. He venido todos los años, como parte de un negocio y de un trabajo. Siempre he aceptado el reto. Tenemos un buen equipo este año. Las cosas han cambiado para mejor.

Espero regresar a casa con un título de la LPB. Estar en Maracaibo significa trabajar, pero eso es como estar en casa. Cuando termine el año, volveré a Dallas, Texas, para estar con mi familia. Tengo dos chicos, una niña y un niño, después de entrenar en la mañana voy a casa y desayuno con ellos.

Conversamos de cualquier cosa. Algunas veces hasta de Gaiteros. Ellos aman los deportes. Luego los llevo al colegio. ¡Sí, los llevo al colegio! Luego, regreso y descanso y hasta hago los oficios del hogar (Risas). Prácticamente, es como unas vacaciones, porque el trabajo es aquí en la cancha.

En casa sólo soy un tipo normal, un ciudadano más de calle. Yo no soy una especie de Michael Jordan, sólo soy un hombre con ganas de ver a Gaiteros lograr el título. Amo este equipo y toda su afición. Le agradezco a Dios por todo”.

Vía: Panorama/Mauricio Hernández

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