Francisco Rodríguez volvió a la acción y fue repudiado por los fanáticos.
El público del estadio Citi Field en Nueva York recibió con abucheos a Francisco Rodríguez luego de tres días de inactividad a raíz de la suspensión que sufriera el jueves. El relevista arrojó el noveno sin mayores inconvenientes en el marco de la blanqueada que propino el as de los Filis, Roy Halladay, a los Mets. Los 39 mil 151 fanáticos que plenaban el coso metropolitano pitaron al cerrador que hace cuatro días agredió al padre de su novia y fue arrestado por las autoridades.
“Eso es algo que no puedo controlar”, dijo en referencia a la actitud de los parciales. “Lo único que puedo hacer es salir al terreno y hacer mi trabajo”, enfatizó. Incluso se dio el lujo de reconocer su escasa popularidad en la Gran Manzana.
“Si yo fuese un fanático, también me hubiese abucheado”.
El derecho no fue el mismo de días pasados la noche del sábado, se afeitó la barba y lució una especie de candado; además, cuando retiró el último out se contuvo de efectuar su ritual histriónico de victoria. “No voy a hablar sobre eso”, le dijo a un periodista. “Ya he dicho suficiente”.
Antes de adentrarse en el clubhouse y no ser visto más, tiró otra perla a otro miembro de los medios de comunicación sobre las disculpas que había prometido a cada uno de los integrantes del equipo.
“Eso es algo personal y no creo que deba compartirlo contigo”, expresó.
“Él habló con varios muchachos”, salió en su defensa el jardinero Ángel Pagán. “Estoy seguro de que hablará con el resto en su momento, sé que manejará bien las cosas”.
Rodríguez dijo que físicamente se vio afectado por la inactividad. “Estaba un poco rígido, estuve tratando de calentarme en el bullpen, tuve tres o cuatro días sin hacer nada, así que después que entré en calor todo volvió a la normalidad”. “Creo que lanzando bien es la mejor forma de reparar lo que hizo”, soltó el mánager Jerry Manuel.
Por: Carlos Zambrano/Líder
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