Omar Infante se ve con posibilidades de alcanzar el título de bateo.
Omar Infante puso a la república beisbolera a sacar cuentas. El fanático venezolano ha desenfundado la calculadora para saber si el cuento de hadas del utility que se corona rey de los bateadores puede trasponer los límites de lo fantástico y transformarse en relato de la vida misma. Él mismo está echando números, y ellos le dicen que crea, que luche, que no desmaye porque sí se puede. “Hay posibilidades de que sí llegue a los turnos. Ojalá pueda mantenerme sano para jugar todos los partidos. No quiero descanso”, afirmó el anzoatiguense, quien se sentó con su agente a proyectar sus apariciones.
“Mi representante me comentó lo de las 500 apariciones (son 502 las que se necesitan para optar al título de bateo) y nos dimos cuenta de que puedo alcanzarlas si juego todos los días y me mantengo de primero en el orden”, mencionó Infante, quien comenzó la temporada como suplente y por eso no califica para el liderato de los toleteros de la Liga Nacional con todo y su promedio de .349.
Por ahora dirige una especie de gabinete en la sombra. “Sigo de primero y Martín (Prado) de tercero, y el mánager (Bobby Cox) no ha dicho nada de que eso vaya a cambiar. En ese lugar agarro a veces hasta cinco apariciones y así puedo tener oportunidad.
Realmente es algo grande ser campeón bate, es difícil mantener el average y todavía queda mucha pelota, mes y medio. Que Dios me dé salud para seguir en el lineup”.
La fanaticada nacional vive un Deja Vu con la fascinante historia de Infante. Esto de proyectar apariciones legales se hizo ceremonial patrio en 1993, cuando Andrés Galarraga buscaba afanosamente llegar al mínimo requerido, como en efecto lo hizo para encumbrarse como el primer criollo en ganar la estadística de promedio ofensivo.
Infante estaba dentro del mismo dugout en el que Magglio Ordóñez, con una tabla de Excel, monitoreaba su competencia con Ichiro Suzuki. “Magglio tuvo que ponerle muchas ganas para vencer a Ichiro, y yo estaba ahí con él, sacando cuentas”, rememora el todoterreno nacido en Guanta. “También estuve al lado de Chipper Jones cuando fue campeón bate (2008). Ahora me toca a mí”.
A Infante le parece “interesante” la posibilidad de que tres venezolanos compitan por el cetro de los artilleros de la Nacional. Él aún no aparece en cartelera, pero Martín Prado sí figura de segundo con .318 (a cinco puntos del comandante, Joey Votto) y Carlos González de quinto con .315.
“Prado es tremendo bateador y Carlos también. Espero que nos mantengamos”, subrayó. “Ojalá que eso quede entre nosotros, sin que haya nadie más. A Prado siempre le pregunto porque él te sabe ayudar, tiene ese don.
Su mecánica es excelente y tiene la habilidad de corregir defectos que tenga uno. Melky Cabrera es otro que le pregunta siempre. También me ha ayudado mucho el coach de bateo (Terry Pendleton), quien me ha corregido cosas y me recomendó que batee más hacia el medio y hacia la otra banda”.
Desde su punto de vista eso ha sido clave para batear .378 en la segunda mitad del calendario. “Siempre pongo la bola en juego y espero que sigan saliendo hits”, dijo.
Para Infante, su inesperada convocatoria al Juego de Estrellas fue un punto de inflexión para su rendimiento. “Hubo comentarios de que no debía estar ahí y eso me motivó a seguir adelante, me dio fuerza para demostrar que puedo dar más. El Juego de Estrellas me abrió la puerta, y también la capacidad de jugar varias posiciones. Si no supiera hacer eso no estaría jugando”.
Por: Carlos Valmore Rodríguez/Líder
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