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Apoteósico recibimiento al campeón

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Todo el seleccionado español celebró en Madrid.

Todo el seleccionado español celebró en Madrid.

La selección de España, flamante campeona mundial, recibió una apoteósica bienvenida el lunes, de un país que por un momento olvidó las penurias económicas, las disputas políticas y las rivalidades regionales. Cientos de miles de personas atestaron las avenidas históricas de Madrid mientras un autobús descapotado llevaba a la selección de fútbol por calles atestadas donde eran ovacionados en un mar de gente ataviada de amarillo y rojo, los colores de la bandera española.

Los festejos en Madrid presentían una gran unidad nacional, pues en esa ciudad ese sentimiento se encuentra en su máximo nivel. Sin embargo, hubo ejemplos sorprendentes de apoyo de lugars inesperados, como la región autónoma de Cataluña, que desde hace mucho ha buscado una mayor autonomía, así como la región separatista vasca, donde cualquier asunto proespañol suele ser desdeñado.

La gran fiesta por las calles de Madrid llegó después de que la selección visitó el Palacio de la Zarzuela, que normalmente acoge asuntos de estado.

Sin embargo, los jugadores conversaron y bebieron con elk rey Juan Carlos, quien dio abrazos a varios jugadores y le dio al técnico Vicente del bosque algunos golpecitos en las mejillas y el pecho.

«Sois ejemplo de deportividad, nobleza, buen juego y trabajo en equipo», dijo el rey Juan Carlos al saludar a los jugadores en el Palacio Real.

«Habéis hecho vibrar a todos los españoles, haciendo realidad nuestros sueños y proyectando el nombre de España en el mundo», expresó Juan Carlos, según le agencia Europapress. «Estos son los sentimientos que, como Rey, os traslado con el mayor de los abrazos, con toda mi gratitud y mi más afectuosa enhorabuena».

El monarca, quien no viajó a Johannesburgo, sede de la final, porque se repone de una operación, manifestó: «Sois un ejemplo de espíritu de superación para las nuevas generaciones. Gracias campeones, en nombre de toda España y de todos los españoles. Gracias por vuestro ejemplo y por vuestro espíritu».

El capitán Iker Casillas le entregó la copa al rey para que las infantas pudiesen tocarla durante una sesión de fotos.

Poco después el equipo visitó al presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero en el Palacio de la Moncloa, donde también fueron recibidos por algunos ministros y cientos de niños invitados para la ocasión.

«Han ganado por ser los mejores, por jugar en equipo, por jugar limpio. Y por esa buena actitud y saber estar en el campo y fuera del campo como muy buena gente», declaró el gobernante, quien hizo una «mención especial para Andrés Iniesta, autor del gol en la victoria 1-0 sobre Holanda en la final.

Señaló que Iniesta, tras meter el gol, «se acordó de un amigo que no esté entre nosotros», Dani Jarque, jugador de Espanyol fallecido hace algunos meses. «No hay mejor referente (que Iniesta) para nuestra juventud que con orgullo viste la roja y defiende la bandera que ellos defienden, por su calidad personal y por su talento. Gracias por acordarte ayer de Dani en un día inolvidable para España», expresó Zapatero.

«Esta copita es de todos», respondió Iniesta.

En tanto, el capitán y portero del equipo, Iker Casillas, afirmó que la victoria significará que «el nombre de España esté en la cima del mundo por los próximos cuatro años».

Posteriormente vino el viaje en el autobús descapotado por el centro histórico de Madrid, el epicentro de los festejos por segundo día consecutivo.

Las multitudes atestaron las calles y rodearon el autobús, casi todos vistiendo los colores nacionales a lo largo de la ruta de cinco kilómetros por la que se trasladó el autobús y los jugadores saludaban y levantaban la Copa del Mundo por los aires.

 

 

Al final de la ruta, los bomberos mojaron con sus mangueras a los aficionados, debido a que la temperatura alcanzó los 36 grados.

Mientras el desfile avanzaba por la Gran Vía en el corazón de Madrid, aviones de combate españoles volaron por encima lanzando columnas de humo rojas y amarillas.

En el autobús, los jugadores agitaban banderas y saludaban a los aficionados. Casillas levantó un dibujo recortado en cartón con los colores nacionales del Pulpo Paul, el molusco del zoológico alemán que fue el primero en vaticinar el triunfo español.

El avión aterrizó en el aeropuerto de Barajas poco antes de las tres de la tarde (1300 GMT). Tras un breve descanso, los jugadores abordaron el autobús con el que están haciendo su recorrido.

El momento culminante de los festejos será un trayecto de cinco kilómetros (tres millas) en el que se espera sean vitoreados cientos de miles de personas.

Decenas de trabajadores del aeropuerto vivaron a los jugadores a su llegada en un avión con los colores de España.

Cuando Casillas asomó con el trofeo, estalló un estruendo. «¡Campeones! ¡Campeones!». Los jugadores, luciendo la casaca de España, se dirigieron a un autobús de la Federación Española.

«Esto es algo muy importante, nos ayuda a olvidarnos de un montón de cosas, como la crisis económica y otros problemas del país», expresó Javier Sánchez, fotógrafo de 42 años.

Resta por verse si este título, el primer Mundial en la historia del fútbol español, ayuda realmente a unir al país.

Las autoridades dicen que unas 75.000 personas festejaron la victoria el domingo por la noche en Barcelona, donde el día previo más de un millón de personas protestaron la decisión de un tribunal que dictaminó que la región autónoma de Cataluña debía seguir formando parte de España.

«No creo que la euforia dure demasiado», expresó Paul Preston, profesor de historia de la London School of Economics especializado en España. «Tal vez suavice el impacto de las noticias económicas negativas, pero no tendrá un efecto a largo plazo».

«No tendrá impacto alguno en Cataluña. Hay que ver la intensidad del malestar que reina allí para creerlo», agregó.

Varios de los mejores jugadores de España, incluidos Xavi Hernández, Carles Puyol y Gerard Piqué, son catalanes y su aporte a la selección no es bien visto por muchos coterráneos.

«Lo ven como otro ejemplo de que España es un parásito que explota a Cataluña», dijo Preston.

De todos modos, hay quienes creen que este título ayudará a unificar a los españoles.

«Espero que, Dios mediante, la bandera de España implique que somos españoles y no fascistas, como hasta no hace mucho», manifestó Soledad González, guardia de seguridad de 51 años.

Durante la dictadura de Francisco Franco (1939-1975), catalanes, vascos y otros pueblos tenían prohibido hablar sus idiomas y era ilegal publicar libros en esas lenguas.

Por: AP

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