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Análisis de todas las estadísticas de Carlos González

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Carlos González está en una gran temporada con los Rockies.

Carlos González está en una gran temporada con los Rockies.

Carlos González está viviendo una temporada fantástica y el sábado no hizo sino ponerle un adorno al conectar la escalera y, como si eso no fuese poco, rematarla dando un jonrón para dejar en el terreno a los Cachorros de Chicago. Sólo otros cuatro jugadores en la historia habían dado el ciclo y conectado el bambinazo decisivo: Ken Boyer (14 de septiembre de 1961), el también venezolano César Tovar (19 de septiembre de 1972), George Brett (28 de mayo de 1979) y Dwight Evans (28 de junio de 1984).

El otro criollo que ha conectado la escalera es Carlos Guillén, quien lo logró en la temporada de 2006 con los Tigres de Detroit.

Un dato que había pasado por debajo la mesa, y que nos recordó el amigo y colega Ignacio Serrano, es que Car-Go conectó todos los imparables del ciclo contra pitchers zurdos. Los tres primeros hits fueron ante Tom Gorzelanny y el cuadrangular versus Sean Marshall.

Nos pusimos a buscar en Baseball Reference a todos los bateadores zurdos que han dado la escalera desde 1950. Son 50 contando al criollo. Revisamos juego a juego y encontramos un dato sorprendente: González es apenas el 2do siniestro que conecta la escalera logrando todos los hits ante pitchers de su misma mano.

El otro que lo logró fue Bobby Murcer, el ya fallecido jardinero de los Yankees de Nueva York. Lo hizo ante los Rangers de Texas el 29 de agosto de 1972. Los imparables los dio ante Mike Paul, Paul Lindblad y Steve Lawson.

Impresionante, ¿no? Sólo dos en 60 años.

González, de hecho, le ha bateado este año mejor a los zurdos. A la fecha, tiene promedio de .323, porcentaje de embasado de .355 y slugging de .569 contra los siniestros y .319/.349/.541 contra los derechos. En toda su carrera, estos son sus números ante derechos (.291/.336/.499) y estos contra zurdos (.271/.308/.447). No hay demasiada diferencia. Nada dramático.

Lo que sí es notable es el abismo que hay entre lo que está haciendo González este año en casa y como visitante.

En 212 apariciones en el Coors Field, tiene .380 de average, .420 de obp,  slugging de .719 y ops de 1.139. Un súper pelotero.

Como visitante la cosa es distinta. Dios mío, vaya que es distinta: Average de .262, obp de .279, slugging de .385 y ops de .663. Un Yuniesky Betancourt cualquiera.

Contrario a lo que creen, no pienso que tal diferencia sea razón para alarmarse, y mucho menos para desmeritar lo que está haciendo el jugador de 24 años. Les cuento porque.

Primero, es normal que los bateadores produzcan más en su casa que como visitantes. Conoces el estadio, las luces, duermes en tú casa, puedes ir a batear temprano, etc, etc, etc.  ¿Hace eso normal lo de González? ¿Lo explica? No, pero hay que considerarlo.

Segundo, Denver ya no será el paraíso que era para los bateadores en el pasado (desde 2002 se humidifican las pelotas, lo que hace que salgan menos, los pitcheos rompientes más y los pitchers las agarren mejor) pero sigue siendo un parque que favorece a los bateadores. No mucho más que Yankee Stadium, o el Great American BallPark de Cincinnati. Pero ayuda.

Tercero: cuando Carlos González pone la bola en juego fuera de casa está bateando .367. Cuando pone la bola de juego en Denver, batea .378. Salvo los cuadrangulares (17 en casa, 4 fuera) muestra números parecidos en dobles (8 y 8), triples (tres de home club por dos de visitante) y sencillos (45 adentro, 37 fuera). En los momentos en los que hace contacto, es peligroso donde sea.

El año pasado, por ejemplo, González tomó 158 apariciones en casa y 159 como visitante. En Coors Field ligó .305 avg, .361 obp, .582 slug y .943 ops. Fuera de allí, .263 avg, .344   obp, .467 slg  y .811 ops. Mejor en su hogar, pero nada dramático.

Lo que hemos visto este año no es una tendencia. Y no podemos andar escribiendo “teorías” hasta que no pasen varios años.

El problema se ha presentado porque lejos de Denver no le pega a la pelota: en 201 apariciones al plato se ha ponchado 64 veces y apenas ha tomado cinco bases por bolas. Y esa falta de contacto no se le puede acuñar a la altura de Colorado. En casa tiene 34 ponches y 14 bases por bolas.

Por último, e importantísimo, está el tamaño de la muestra. ¿El qué? El tamaño de la muestra que estamos estudiando, esas 201 apariciones de visitantes que tiene González.

En una temporada completa, un pelotero de todos los días toma más de 600 apariciones. Usted no juzgaría a alguien –o al menos no debería hacerlo- por un tercio de campaña. No es suficiente para sacar conclusiones. ¿Se acuerdan de Mark Teixeira en mayo? Mientras más pequeña la muestra, más sujetos estamos a los destinos de la suerte, del mal momento, etc.

El gran enemigo de González, y hay que ser ciego para no querer verlo, es la altísima cantidad de ponches y los pocos boletos.

Todos estamos maravillados con el promedio de .320 que lo tiene metido de lleno en la lucha por el título de bateo, sus 20 jonrones, las 69 empujadas y los 15 robos. Son números grandiosos. Sólo que no podemos obviar que ha tomado 19 boletos y se ha ponchado 95 veces. Es un bateador, y sé que esto puede sonar como una locura, que tiene bastante para mejorar a la hora de reconocer la zona de strike. Eso es lo que lo ha matado como visitante.

Si el marabino mantuviese el ritmo ofensivo que lleva, terminaría la temporada con 153 abanicados. Los únicos venezolanos que se han ponchado tantas veces, o más, en una campaña son Antonio Armas (una vez) y Andrés Galarraga (cuatro).

Y créanme una cosa: no es fácil batear .320 y meterse 130 ponches en un año.

¿Por qué lo decimos?

Desde 1901 hasta el año pasado se han registrado 501 ocasiones en las que un bateador se ha ponchado 130 o más veces en una temporada. ¿Saben cuántos de ellos batearon sobre .320? Sólo seis: Mo Vaughn en 1996 y 1998, Manny Ramírez en 1999, Sammy Sosa en 2000 y 2001 y Alex Rodríguez en 2005.

Y sólo 3 (Sosa en 2000 y 2001 y Vaughn en 1996) han sumado 150 guillotinas y han ligado .320 o más.

Carlos González es un bateador muy talentoso. Y puede ser una superestrella. Pero tiene espacio para seguir creciendo. Decir que su relación de boletos y ponches es demasiado mala no es un capricho.

El caso de la defensiva

Otro punto que ha estado muy de moda estos últimos días sobre González ha sido su defensiva.

Las estadísticas tradiciones, básicamente el porcentaje de fildeo, hablan de un año superlativo. Jugando en las tres posiciones del outfield, ha cometido 1 un error y suma 4 asistencias. Espectacular, ¿no?

Las estadísticas “modernas”, por llamarlas de una manera, dicen otra cosa. Dicen que ha sido un buen jardinero, no uno superlativo.

Su UZR (la cantidad de carreras salvadas comparado con un jardinero promedio) es de 1,4 en el jardín izquierdo, -2,1 en el jardín central y -0,8 en el jardín derecho. En total, como jardinero, -1,5.

Esto no quiere decir que González es un mal patrullero. En todo caso, dice que ha sido promedio en poco más de media temporada. ¿Vamos a desechar la estadística porque no nos gusta? ¿No sirve porque no dice lo que queremos que diga? No y no.  Como dijimos arriba, media temporada no es suficiente para evaluar a nadie. Al igual que un bateador, un “defensor” puede tener un año malo o regular. Eso no tiene nada de raro. Y eso es todo lo que dice pretende decir el UZR.

Es más, el UZR promedio por 150 juegos de Carlos González de por vida, como jardinero, es de 7.5. En resumen, habla de un muy buen jardinero. 

Por: Efraín Ruiz/Líder

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