Alex Cabrera, toletero de La Guaira, dice que aún le queda tiempo en la pelota.
Alex Cabrera se toma su tiempo. Hace esperar unos minutos a sus entrevistadores. Al rato, se escucha su particular acento oriental en el clubhouse de los Tiburones. “Disculpen, es que me terminaba de poner ‘pepeaíto’ para el juego”, bromea el slugger, luego de salir de una sesión de corte de cabello.
Ya sentado en el taburete, frente a la nueva galería de números retirados de La Guaira, el “Samurái” está dispuesto a batear cada pregunta, como si se tratara de rectas colgadas, las que tanto gusta conectar.
-¿En qué momento se encuentra su carrera?
Pienso que puedo jugar dos o tres años más, por mis condiciones físicas y las habilidades que tengo. En este momento me siento mejor que hace cinco años.
-¿El béisbol le cambió la vida?
Por completo. La primera vez que llegué a este negocio soñaba con ser pelotero profesional. Nunca creí que llegaría hasta acá. En mis primeros tres o cuatro años me trataban bien mal. Hubo un momento en el que yo me propuse ser un jugador al que todos recordarían siempre, de los mejores jonroneros. Le debo un gran favor a un solo pelotero, que fue como un profesor o un papá para mí: Carlos “Café” Martínez, el único al que yo puedo decirle “gracias por lo que soy ahorita”. Él me enseñó a batear y a prepararme mentalmente para buscar pitcheos.
-¿Por eso su cercanía con José Martínez, uno de los hijos del “Café” y su actual compañero?
Su papá, antes de morir, me dijo que lo único que me pedía es que ayudara a sus hijos, no solo monetariamente, también en sus trabajos, en el beisbol. ¿Qué más puedo hacer por un señor que me dio todo? Me dio comida, amistad y condiciones mentales para batear. Él siempre creyó en mí y es lo menos que puedo hacer por sus hijos, colaborar con ellos en lo que sea. No me sale por obligación, me nace del alma.
-¿Qué cosas lo hicieron sentir mal en sus inicios?
Me decían groserías, que me fuera para la casa porque no servía para esto. Creo que eso me motivó a ser mejor, pues trabajé duro para llegar hasta aquí. Cuando te menosprecian como persona, debes tener una fuerza por dentro para lograr tus metas.
-¿Ya alcanzó todas sus metas?
Sí. La única que me falta por alcanzar es el récord de Baudilio Díaz (20 jonrones en una zafra). Siempre la tengo en mente y espero que Dios me dé la dicha de lograrlo. Yo tengo marcas en Estados Unidos, Japón y Venezuela; cosas que nadie ha podido hacer.
-¿Qué le responde a los que lo han vinculado con el uso de sustancias?
El tema es que a mí nunca me han conseguido nada. Nunca he dado positivo. La gente señala a Alex Cabrera por lo fuerte que está. Yo sí me he inyectado: vitamina B12 de todos colores. Nadie puede decir que me he metido nada malo. Cuando quieran que me hagan los exámenes. Tengo alrededor de 13 años en Japón, donde me hacían de cinco a seis estudios por año. Allá es diferente a Estados Unidos porque quien te hace los exámenes es el Comité Olímpico y si sales positivo te suspenden de por vida. Pero, repito, a mí nunca me han agarrado. Eso es algo malo que tienen varios fanáticos, que quieren desprestigiar a las personas. Si hay un pelotero bueno en el beisbol y tiene su estatus, no puedes desacreditarlo solo para hacer reír a los demás. Lo que es del César es del César. Nunca me he inyectado y si lo hubiera hecho, no le hice mal a nadie: no estoy fumando droga, no maté a nadie y lo hubiera dicho.
Por: Ormúz Sojo/Líder
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