Carlos González tuvo una gran temporada con los Rockies.
“CarGo”, hoy, es el bateador estrella, el primer campeón bate zuliano en las Grandes Ligas del béisbol. Pero antes era “Rodilla e’ Chivo”, el muchacho que vivía por Bella Vista, flaquito y cabezón, de sonrisa tímida, tranquila, serena. Poco ha cambiado. La memoria se hace borrosa cuando se le pregunta a Carlos León acerca de la primera vez que conoció a Carlos González. Tenía tres años entonces: ni pistas de que hoy, próximo a cumplir los 25 años, se convertiría en el campeón bate de la Liga Nacional.
Claro, que con el paso del tiempo fue adquiriendo las características que hoy le han convertido en la sensación del béisbol. Ambos crecieron beisbolísticamente en la Pequeña Liga Coquivacoa.
“(Su forma de batear es) muy similar, siempre ha bateado igual, la misma postura. Él agarró mucho consejo de su hermano, de Euro, que también fue mánager de nosotros en varios equipos”, apuntó Carlos, que no pudo seguir con su carrera en el béisbol, dedicándose, en la actualidad, a los negocios.
Lourdes de León, madre de Carlos León, sonríe cada vez que se le hace una pregunta acerca de “CarGo”. Era como un hijo más. “Él, prácticamente, vivía en mi casa. Ellos tenían su grupo, con Carlos González, Carlos Sánchez, mi hijo y Diego Calderón. Salían de la práctica y se venían a la casa. Les gustaba mucho el pollo a la plancha”.
Recuerda Lourdes a aquel joven obediente, que pocos problemas daba. Lo llamaban “Rodilla e’ Chivo”, por su corto cabello. Hoy lo ve brillando en las transmisiones televisivas, con los gringos rendidos a sus pies, después de cada batazo, de cada jugada. Y, para ella, sigue siendo el mismo.
“Es un muchacho muy especial, muy humilde, de una familia espectacular. De donde usted lo busque, siempre fue así”, considera.
“Rodilla e’ Chivo” se fue erigiendo en uno de los imprescindibles de cada equipo en el que jugó. Tanto, que logró quedarse, contra la petición de muchos representantes, en la selección de Coquivacoa que disputó el Mundial Sénior en Kissimee, en 2001. Dejó de ser “Rodilla e’ Chivo” para pasar a ser “Carlitos”.
Luis “Pistola” Fuenmayor dirigió aquel equipo. “Muchos representantes, al ver que Carlos sólo tenía 15 años, criticaron el hecho de que yo me lo llevara al Mundial. Sin embargo, me mantuve en la decisión, porque siempre le vi mucha calidad. Creo que no me equivoqué”.
PANORAMA entrevistó a González en una nota previa para el Mundial. Muchacho serio, sus palabras quedaron plasmadas en la edición del 10 de agosto de 2001: “Hemos conversado acerca de lo que significa jugar afuera. Mi hermano, quien es coach en la liga, me ha dado algunos consejos. Si el pitcheo continúa haciendo su trabajo, seremos los campeones mundiales”.
Finalmente, Coquivacoa terminó como subcampeón.
Continúa “Pistola” Fuenmayor: “Siempre fue un jugador muy completo, con un buen brazo y un buen fildeo. En el Mundial lo coloqué en la primera base y como pitcher. Incluso, en un partido le lanzó a Troy Tulowitzki”, hoy compañero de Carlos en los Rockies de Colorado.
Todos coinciden en algo, por encima de sus méritos deportivos: en su sencillez.
“Un muchacho humilde, con espíritu humanitario. No le dice que ‘no’ a nadie”, juzga “Pistola”. “Sus cualidades más grandes son la humildad y la constancia. Siempre era el que más practicaba, el que llegaba más temprano y se iba más tarde”, recuerda su tocayo, León.
Por: Humberto Perozo/Panorama
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