El relevista Francisco Rodríguez es uno de los estelares nativos.
La cifra de peloteros venezolanos que se desperdigarán por los campos de entrenamiento de las Grandes Ligas subió a 135 el martes en la noche con la invitación formulada por los Marineros de Seattle a los nativos Yusmeiro Petit, Guillermo Quiroz, Luis Oliveros y Mauricio Robles. 26 de ellos arrancan el spring training con el cartel de titulares en el pecho, lo que equivale a 19,2 % del total. Sin embargo, no todos pueden asegurar que culminarán la zafra con el status de regulares.
¿Quiénes son esos 26? Comencemos con las estrellas consagradas, los que, pase lo que pase, serán fundamentales para sus clubes de las mayores. Ahí están Johan Santana, Félix Hernández y Carlos Zambrano, personajes primordiales en las rotaciones de Mets de Nueva York, Marineros de Seattle y Cachorros de Chicago y previsiblemente abridores del juego inaugural de sus elencos. En esa contabilidad debe estar Francisco Rodríguez, cerrador de los metropolitanos y plusmarquista de rescates en una zafra del bigshow.
El grueso de los titulares son bateadores: Miguel Cabrera y Magglio Ordóñez, ubicados en el medio de la alineación de los Tigres de Detroit; Pablo Sandoval, el eje ofensivo de los Gigantes de San Francisco luego de disputar el título de bateo de la Liga Nacional en 2009; Bob Abreu, quien persigue otra temporada de 150 partidos para empatar la marca de Willie Mays de trece ediciones al hilo con al menos centena y media de cotejos disputados; Víctor Martínez, uno de los receptores con mayor poder de fuego y pieza clave en las opciones campeoniles de Boston. Hasta aquí llegan los de élite.
Otro escalón
Pero hay otros que, sin ser astros, son regulares consolidados en MLB. Es el caso de Celestino López, camarero de los Marineros, asistente a un Juego de Estrellas y hombre capaz de sumar más de sesenta extrabases y aproximarse a las noventa remolcadas por contienda; de Carlos Guillén, patrullero de los bengalíes; de César Izturis, torpedero indiscutible de los Orioles de Baltimore; de Marco Scutaro, quien se iniciará como shorstop de los Medias Rojas de Boston; de Asdrúbal Cabrera, a quien nadie le rebate la posesión del puesto seis en los Indios; de Ramón Hernández, quien aún en sus horas bajas tomará la receptoría de los Rojos de Cincinnati; de Álex González, quien asumirá las paradas cortas de los Azulejos de Toronto.
Los próximos diez son esos que, en primera instancia, deben ser los amos de sus respectivas posiciones, pero que deberán validar esa jerarquía con buenas obras en el terreno (los anteriores también, claro, pero en aquellos casos su actuación tendría que ser catastrófica para perder su condición de inamovibles).
En esa categoría se ubica Carlos González, llamado a perderse de vista, pero que aún necesita probar que está plenamente apto para ser bigleaguer a diario como lo fue en la segunda mitad del calendario anterior; Armando Galarraga, en principio abridor de Detroit; Freddy García, que aún debe revalidar sus buenas actuaciones de 2009 con los Medias Blancas; Franklin Gutiérrez, que acaba de firmar un contrato multianual y será el centerfielder de Seattle a menos que él mismo se saque; Elvis Andrus, número dos en la votación para el Novato del Año de la Liga Americana en 2009 y que va a la dura prueba del segundo año como SS de los Rangers de Texas; Alcides de Escobar, en quien los Cerveceros de Milwaukee han depositado su fe como parador en corto habitual; Jesús Flores, lesionado en 2009 y a quien los Nacionales de Washington; Alberto Callaspo, cuyo rendimiento el año pasado le da la primera opción para cubrir la adulterina de los Reales de Kansas City.
Martín Prado vive una situación similar a la de Callaspo, pues sus guarismos de la batalla anterior deberían avalar su condición de regular en el cuadro de los Bravos de Atlanta.
En cuanto a Aníbal Sánchez, su reto no es tanto probar que puede ser abridor de los Marlins de Florida, sino más bien demostrar que está de regreso luego las lesiones.
Vía: Líder en deportes
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