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La historia de vida de Armando Galarraga

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Armando Galarraga contó con una sólida educación.

Armando Galarraga contó con una sólida educación.

Una sólida educación, fundamentada en el respeto familiar, personal y social; unida a una histórica concepción filosófica de desarrollo humano: haciendo deporte se consigue un cuerpo y una mente sana; José Barreto y Maritza Galarraga formaron a sus dos hijos, entre ellos Armando, quien es hoy centro de atención del beisbol de Grandes Ligas.

Esa privilegiada posición que en estos momentos ocupa Armando en las mayores, más allá de su perfecto desempeño exhibido desde la lomita en su último juego, se debe a esa actitud despreocupada, desenfadada, jovial y hasta familiar que mostró luego de ver frustrada una de las gestas más heroicas del beisbol: un juego perfecto.

Esa sonrisa que Armando -llamado así para honrar a su abuelo paterno, también hombre del deporte- le brindó al umpire de primera base, Jim Joyce, después que éste sentenció, de forma equivocada, quieto a Jason Donald, de los Indios de Cleveland, evitando la joya del venezolano que recorrió todos los rincones del mundo del beisbol. Fue así por la sorpresiva y afable reacción del venezolano en el momento más estelar -y quizás triste- de su carrera, ya que se quedaba a un out del juego perfecto.

«Es que nadie me podía quitar ese momento, ni él. Yo sabía que había lanzado un juego perfecto. Que había sido el mejor juego de mi vida y por eso no podía dejar que esa decisión de él (Joyce) lo arruinara, porque además sabía que él se equivocó, que no lo quería hacer», dijo Armando, vía telefónica desde Kansas City, donde cuatro días después de su gran actuación aún se continúa hablando de ese juego, de la reacción del venezolano y de los ajustes que se le deberían hacer al beisbol, como una mayor participación de la tecnología.

«Esa siempre ha sido su personalidad, su carácter. Siempre sabe qué hacer y cómo reaccionar. Esa ha sido una de las cosas que nos ha llenado de mayor orgullo, porque nos ha demostrado ser un hombre de bien, correcto», asegura José, padre de Armando, el menor de sus dos hijos y quien pese a no lograr ese juego perfecto, quedará inmortalizado en el Salón de la Fama de Cooperstown, donde estarán por siempre los zapatos que utilizó en ese juego del miércoles dos de junio de 2010, en el Comerica Park, donde se enfrentó su equipo, Tigres de Detroit con los Indios de Cleveland.

Esa afable conducta de Armando, que se desarrolló entre Cumaná -donde nació el 15 de enero de 1982- y Caracas -donde vivió su adolescencia-, fue confirmada el pasado jueves, un día después de su gran actuación monticular. En esta oportunidad al aceptar estrechar la mano de Joyce delante de más de 20 mil aficionados en el Comerica Park y de millones de televidentes.

«Eso fue muy especial. Ya todo había quedado atrás y no era bueno que se le siguiera castigando (a Joyce) por lo que pasó. Todos somos humanos y cometemos errores», dijo Armando, quien con su mismo carisma y confianza con la cual hace años le dijo a sus padres que él tenía que ser grandeliga, agregó: «No creo que esa haya sido mi única oportunidad para lanzar un juego perfecto. Estoy seguro que tendré más y en alguna de ellas lo lograré, sino igual tengo el video de éste para mostrárselo a mis hijos y decirles que yo lancé un juego perfecto, aunque no aparezca en los libros de récords».

Ojalá y así sea, como dice José, respaldado por Maritza. Sin embargo, «lo más importante es que mantenga su conducta ejemplar y la transmita a sus hijos, para que después se sienta orgulloso y le dé gracias a Dios como yo lo he hecho por la bendición a tener a dos muchachos exitosos, hechos y derechos como los míos», asegura el padre de quien hoy es el centro de atención del beisbol de Grandes Ligas por su talento en el juego, su actitud y don humano.

Por: Billy Russo/El Universal

Coraje y sencillez

Noveno episodio. Dos outs. Sin hits ni carreras. Jason Donald suelta rolete, Miguel Cabrera la toma y se la pasa al lanzador Armando Galarraga quien asistió en la inicial para lograr la sentencia que le daría el juego perfecto.

Pero la apreciación del umpire de la primera base, Jim Joyce, le arrebató la ilusión inmaculada al cumanés al cantar el safe en una clara jugada de out.

La decisión puso el nombre del criollo en boca del mundo entero, incluyendo a su compatriota Oswaldo Guillén, primer y único mánager latino en ganar la Serie Mundial, y hasta de la mismísima Casa Blanca en Estados Unidos. Todos apoyan al serpentinero criollo.

Armando, nacido en Cumaná, estado Sucre, el 15 de enero de 1982, nunca imaginó vivir una situación de este tipo. “Por supuesto, uno cuando es lanzador, nunca está demás pensar en que uno pueda lanzar un juego perfecto, pero, ¿que te lo quite un umpire? Nunca”.

Desde muy pequeño, el derecho de los Tigres de Detroit, siempre fue amante de la actividad deportiva. El fútbol fue lo primero que pasó por su infancia antes de decidirse a tomar el guante y subir al montículo.

“Yo le decía a él (Armando) que tenía que jugar, porque yo era futbolista. A él le gustan todos los deportes, pero el béisbol lo mata. Yo recuerdo que cuando él era un muchachito, si tenía un guante extra, se lo regalaba a quien no tuviera”, dijo José Alberto Galarraga Barreto, padre del lanzador.

Prueba de ello, es su activa participación con su esposa Christin y la Fundación Tigres de Detroit al promover la asistencia de los jóvenes a la escuela y el desarrollo deportivo.

Cumaná duró poco para Armando. Antes de su adolescencia, su familia se mudó a Caracas y comenzó una nueva vida. A los 16 años, le llegó la oportunidad de firmar contrato como agente libre con los desaparecidos Expos de Montreal, el 31 de octubre de 1998.

“Fue una emoción enorme, porque estaba cumpliendo un sueño. A él le gusta sonreír, es una persona muy alegre y contagia a todos con su presencia. Si el árbitro hubiese dicho out, todavía estuviera celebrando”, expresó el progenitor.

Un año más tarde, Leones del Caracas, 17 veces campeones del torneo criollo, adquirió los derechos del látigo. Luego de confrontar problemas por lesiones, regresó al club capitalino para jugar en la temporada 2004-2005.

Durante ese año las cosas iban cambiando para el oriental. Fue adquirido por los Rangers de Texas, proveniente de los Nacionales de Washington, en un cambio que involucró al dominicano Alfonso Soriano. Dos campañas más tarde, se estrenó en las Grandes Ligas,

“En mi primer año apenas estuve en tres juegos. Nunca me decepcioné porque sabía que tenía que aprender despacio y con mucha paciencia”, afirmó el pitcher.

El 2008 fue para Galarraga su mejor campaña hasta ahora. Fue adquirido por los Tigres de Detroit, a cambio de un jugador de ligas menores. El cumanés obtuvo su primera victoria en las mayores, el 16 de abril, ante Cleveland y no dejó de sorprender al dejar récord de 13-7 para ser electo Novato del Año por parte del club.

Sus buenos números le dieron la oportunidad de ser el abridor del Opening Day 2009 para los bengalíes. Los Tigres ganaron 15-2, con cuadrangular de su compatriota Miguel Cabrera.

Después de tres salidas regulares, una plaga de siete derrotas consecutivas le dio fin a su buen trayecto. Terminó con registro de 6-10, 5.64 de efectividad y con boleto a Venezuela para participar en la zafra 2009-2010 con Leones.

“Armando es un guerrero. Cae y se levanta. Tiene una calidad humana envidiable”, aseguró Luis Ávila, presidente de Leones.

En siete innings de labor en Spring Training, permitió nueve carreras y 14 hits, para comenzar el año en AAA. Regresó a las mayores en mayo y lleva récord de 2-1. “Tengo un juego perfecto. Hay que pasar la página y seguir trabajando”, soltó Galarraga.

Por: Mauricio Hernández/Panorama

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