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Las mil y una noches

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Lionel Messi condujo la épica remontada del Barcelona.
Lionel Messi condujo la épica remontada del Barcelona.

Lionel Messi condujo la épica remontada del Barcelona.

El rey Shahriar conmutaba la pena de Scheherezade con historias inimaginables, poéticas y magníficas. Ella estaba destinada a la muerte, pero su belleza física y hermosura intelectual lo impidió. Enamorando al rey en todas sus facetas, al punto de eliminar el odio de su corazón y convertirlo en un educado ser humano.

Eso narra esa increíble recolección literaria titulada ‘Las mil y una noche’. La filosofía de la vida se llama constancia y fe. Tanto en la literatura como en el deporte. Quien descifre el diseño correcto podrá ceñirse al éxito. Sin excepción. Barcelona regresó a sus inicios y triunfó.

El fútbol es grandeza. Perfección. Tristeza. Cordura. Ansiedad. Una ensalada emocional donde solo los jerárquicos del alma pueden salir victoriosos. Eso lo sabía Tito y su banda, quienes  con el  corazón en la mano, la rebelión merengue reciente y el peso de toda una hegemonía en su espalda, recibían a un durísimo Milán, cuyo ego tocaba el cielo.

No solo frenó a la bestia en el Meazza, sino, que la evolución mostrada en las últimas fechas en la Serie A los confirmaba como firmes aspirantes a clasificar. Teoría absurda e intrascendente. Los hombres ganan en el césped, los cobardes en el papel.

Una lección de fútbol. Así se sintetiza la presentación de anoche del Barcelona. Como cuando el profesor enseña a leer al alumno. Nunca hubo esperanza para los italianos. Se hundieron en sus propios temores.

Cayeron en el abismo de inferioridad luego del gol de Messi, que ni la estridente calidad de El Sharaawy pudo evitar. Lidiaron con la versión más exquisita que la era Vilanova ha proyectado. Mozart aplaudió.

4×0. Resultado lleno de justicia. Una noche que jamás podrá ser olvidada. Sin misericordia. Ac Milan, lo soñó, pero siendo sinceros, jamás imaginaron salir vivos de ese bunker culé.

Nunca hay que dar por muerto a quien venció una vez. El ‘Can Barca’ dice presente.  Será una ilusión o el retorno a las raíces que saturó las vitrinas blaugranas de títulos en los cinco años pasados. Nadie lo sabe. Solo el tiempo dictará sentencia.

El Barsa está en cuartos porque…

1- Xavi Hernández fue Gustavo Dudamel. Director de orquesta. Desenvainó su espada asociativa y ensambló una y mil veces la línea de gestación con la definitoria. Fue el megáfono del Camp Nou. No erró un pase nunca. Es imposible no fantasear recordando sus escogencia de pases. Vio a Villa donde nadie lo vio y se inventó la pared en 6 cm de cancha con Messi. Ridículamente exquisito.

2- Llegar es mejor que estar, eso reza un filósofo argentino. Busquets, hizo carne ese principio. Jugaron hasta cuatro Sergios en cancha blaugrana. Uno rompía, otro hacía coberturas, el tercero organizaba, y el último anticipaba hasta el oxígeno que mostrase intenciones milanistas. Brutal, Sergi. Tuyo también fue el triunfo.

3- Iniesta, sinónimo de perfección. El fútbol fue creado por él y para él. Nadie entiende la esencia de la solidaridad mejor que el 8. Participó siempre. De su amplio espectro mágico se aferró la vida blaugrana, y con un alucinógeno pase a tres dedos lleno de Diazepam levantó el alma culé para el 2-0. Houdini, lo envidia.

4- Posesión asesina. Recuperación aniquilante. Una cosa es tener la esférica, otra muy distinta es inducir el suicidio a tu rival con el balón en los pies. Ayer, lo hizo el Barsa. 700 pases. Indulgencia, pide el Milan. Los ‘Pep Show Boys’ horizontalizaron a placer. Bascularon de forma sinfónica. Guardiola sonrió desde lejos.

5- Mascherano, el Jefe. Yo voy más allá. El capo. Perfeccionó el arte de la anticipación. Un error suyo pudo costar la eliminatoria, pero las 800 intercepciones quirúrgicas lo salvan de la cárcel. Dejar la vida en cada ruptura es un don celestial. Él lo tiene.

6- ‘Som un equip’ 95 mil personas emitieron el mensaje. Once jugadores lo interpretaron. Barcelona y familia provienen de la misma raíz en latín. La fe existe. No es ciega. Le gusta el fútbol y grita Visca Barca.

7- La versión más fea de Pedro y Villa no eclipsó la obra maestra. Pedro, alérgico al balón. La caprichosa no le obedeció nunca. Ya es constante. Su honestidad en el pressing le limpia el historial. Con odio va a cada pelota divida. Portador de fe. Villa, eternamente enamorado del gol. Cual Romeo en Hamlet, siempre superará al enemigo que lo aleje de su amor real, las redes.

8- Ser bueno y tener clase, de eso se trata. Messi, es absurdamente genial. Hay una línea que divide la abundancia de talento con la grosura, Leo la tiene. Él le robó a Ares la llave que descifró el misterio de la majestuosidad futbolística. Libre en la mediacancha es indomable. Su hábitat natural. Sabe cómo y con quién asociarse. No malgasta un sprint. Su capacidad resolutiva es proporcional a la habilidad que tiene. Hace crecer hasta a Roura. Dios te bendiga, enano. Goles son amores. El martes se llevó dos.

La bestia despertó, y va por más. Hoy regresó a la lucha por la Liga de Campeones.

Por: Geoff Hernández

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