BoxeoEn portadaFuera de Juego

Caso Valero: Drama, dudas y disputas

3

La extensa cobertura mediática por el caso de Edwin Valero continuó este miércoles. Las investigaciones periodísticas siguen arrojando nuevos elementos a este drama que estremeció a toda Venezuela. Los medios siguen consultando a expertos en relación con el tema, así como recogen las impresiones de los familiares y allegados a Valero y su esposa Jennifer. Se habla de una herencia millonaria. Enlapizarra.com presentamos todos los detalles del acto de sepelio.

PANORAMA

El drama de los Valero

La carroza fúnebre con el féretro de Edwin Antonio Valero Vivas llegó, A las 5:00 de la madrugada, a la casa de La Lagunita, sector La Palmita de la parroquia Gabriel Picón González, estado Mérida

El estacionamiento de la vivienda del pugilista fue habilitado, desde ayer, por su familia, para instalar el altar, donde un Cristo, en lo alto, abre sus brazos sobre la urna de ‘El Inca’.

Saida Moreno, una de las hermanas menores, lo esperaba sentada en la entrada de la casa. En sus piernas tenía una bandera de Venezuela, que estaba cuidadosamente doblada.

Una de sus hermanas mayores, Yuriama, fue la primera en ver el rostro del pugilista. “Parece que estuviera dormido —decía en medio de su dolor—. Ahora sí está descansando mi hermanito, Edwin”, repetía mientras acariciaba el cristal.

Mientras tanto, en las sillas, alrededor del altar, el padre del boxeador reposaba de su llegada desde Valencia, lugar donde Valero se suicidó el pasado lunes.

Los primos del pugilista de Bolero Alto fueron los que colocaron la bandera sobre la urna. Había silencio, casi total, exceptuando los gemidos de Yuriama, quien pedía a sus familiares que la dejaran ver “un ratico más” a Edwin, “porque tenía mucho tiempo que no lo veía”.

La madre del fallecido se encontraba aún en su residencia, que queda al lado de la de su hijo. Allí, sentada en el porche, esperó hasta casi las 6:30 de la mañana para verlo.

“Hay que mostrar el lado bueno de Edwin”, resaltó Yuriama, quien —en exclusiva dijo a Panorama—, “llevaremos a mi hermano para la casa de Bolero Alto donde él nació”.

“Mi mamá había vendido esa casa hace mucho tiempo, luego Edwin la compró para nosotros. Recuerdo que después de comprarla, estuvimos allí con su esposa y sus hijos. Nos tomamos muchas fotos”, relató.

Al velorio de ‘El Inca’ asistieron también reconocidas personalidades del mundo deportivo.

“A las 10:00 am se realizará la misa en la iglesia de La Palmita y a las 11:30 serán los actos protocolares en el gimnasio ‘Morochito’ Rodríguez, donde ‘El Inca’ dio sus primeros pasos”, informó el director del Instituto Municipal de Deporte en El Vigía, Jerónimo Coelo.

Entre sus familiares, se desprendieron comentarios, todos, anhelando el ‘Edwin’ que en un tiempo fue. “Nunca imaginamos que él se suicidaría”, resaltó su primo materno, Ender Vivas.

Fiscalía decidirá custodia de los hijos

Al mediodía de ayer, la familia Vieira Finol sepultó el cuerpo de Jennifer Carolina, de 24 años, quien en vida, fuese la esposa del ex campeón mundial de boxeo, Edwin “El Inca” Valero. Sus restos descansan ya en el cementerio Jardines Cristo Rey, en El Vigía, estado Mérida.

Minutos antes de que enterraran a Carolina, su padre, Armando Vieira, rompió el silencio, que durante 10 años, mantuvo sobre la relación de su hija y el boxeador.

La joven esposa “pensó varias veces en dejar a ‘El Inca”, pero finalmente, no se apartaba de su lado, señaló el padre, quien confesó que le dijo a Jennifer que se fuera de El Vigía y se llevara a los niños.

“Yo hablé muchas veces con ella, para denunciarlo, pero no sé, ella decía que no le hiciera nada, porque él era (…) Tenía inclinaciones contra mi y que ella no quería ningún problema (…) Y de verdad, yo no hice nada, porque ella no lo quería denunciar, porque ella no iba a declarar contra él”, reconoció Vieira.

Tanto el padre, como la madre, confirmaron ayer, desde el cementerio, que la familia denunció “una vez” las agresiones que Valero le causaba a su esposa, “pero no le pararon al caso”, dijo la mamá de Carolina, Mary Sorani Finol.

Los dos niños de la pareja Valero Finol estuvieron presentes en el entierro, acompañados de Esmeralda Vieira —tía de la fallecida— quien hasta ahora ha sido encargada, transitoriamente, de los dos menores. “Tengo prohibido hablar sobre la situación de los niños o cualquier otra cosa, por medidas de seguridad”. Su carro era escoltado por funcionarios policiales del estado Mérida.

Mary Finol informó que la familia materna de Jennifer Carolina tendría la guardacustodia de los dos menores. Sin embargo, unas horas después, a las 4:40 de la tarde, se conoció que “el Ministerio Público comisionó a la fiscal 11ª de Mérida, con sede en El Vigía, Rita Efigenia Velazco de Bracho, para encargarse del caso de los menores: Edwin Antonio y Jennifer Roselyn”.

Sobre cómo ocurrieron los hechos, que desencadenaron en el asesinato de la esposa de Valero, lamentó el abuelo de ‘Caro’, Deodoro Vieira Gouveia, “éso ya estaba anunciado. Consejos no faltaron, pero ella no denunciaba. Y si hubiese denunciado, ésto hubiese pasado de todas maneras”.

Jennifer recibió los oficios religiosos en la misma funeraria (San Antonio) donde fue velada, desde el lunes en la noche, cuando su cuerpo llegó desde Valencia a El Vigía. De la sala velatoria, fue sacada en la carroza fúnebre, a las 10:00 de la mañana. De allí partieron a Jardines Cristo Rey.

LA VERDAD

Valero habría dejado 15 millones de dólares

Sin los aplausos que lo enamoraron, sin los amigos que le brindó su carrera y bajo una fuerte custodia policial, el cadáver ex boxeador Edwin Valero llegó ayer a Mérida, específicamente a El Vigía, donde será enterrado hoy por sus familiares.

Los restos del campeón mundial peso ligero del CMB partieron por tierra la noche del lunes, desde Valencia, ciudad donde asesinó a su esposa el domingo pasado y acabó con su vida el lunes, y llegaron a la localidad andina ayer a las 6.00 de la mañana.

El velorio del merideño se realizó bajo la más estricta intimidad familiar, en el garaje de la casa de su madre, con una numerosa presencia de efectivos policiales, que impedía el paso de extraños y periodistas.

Mientras que a pocos kilómetros, en una funeraria San Antonio en El Vigía los familiares y amigos de su esposa Jennifer Carolina le daban el último adiós, su hijo mayor, Edwin Antonio, no paraba de llorar, no decía ni una palabra, sólo soltaba lágrimas de sus ojos. Su hermanita Yennifer Rosseli, en la inocencia de sus cinco años, se mostraba menos afligida.

Los comentarios en la sala velatoria no se hicieron esperar. «Edwin cada vez que se drogaba la agarraba con su esposa porque le habían dicho que ella le fue infiel, incluso, que su hijo mayor no es de él sino de su hermano menor», rumoraban los presentes.

Los niños Valero Viera están bajo la custodia de Esmeralda, una tía materna, quien al parecer tiene los permisos de la Lopna. «Ahora estas familias se van a pelear por la cuenta de 15 millones de dólares que dejó Valero en un banco en el exterior», dijo otro de los asistentes.

Detalles

Durante el velorio de ambos, fue muy criticado Luis Valero, uno de los hermanos del «Inca», quien el lunes se fue a la cabaña del campeón mundial a «saquearla» pero la Policía de Mérida se lo impidió. «Qué bárbaro, ya los hermanos hasta cargan puestas las chaqueta de Edwin…pero ya se les acabó la manguangua, ahora ¿quién los va a mantener?», criticaba la gente.

Algunos de los allegados aseguraron que ya la pelea Valero-Pacquiao estaba compuesta para celebrarse en diciembre. «La bolsa era muy buena, de 40 millones de dólares. Si Valero perdía le quedarían 15 millones, pero si ganaba se quedaba con 25 millones de dólares», se comentó.

En el entierro de Jennifer Carolina, en el cementerio Cristo Rey (el mismo en el que hoy enterrarán a Valero), las lágrimas y llanto de sus familiares conmovió a quienes los acompañaron en este doloroso momento. Su padre culpó al Gobierno por la muerte de su hija. «La justicia venezolana no sirve para un carajo. El presidente Chávez es un alcahuete».

Hoy a las 10.00 de la mañana será el entierro de Valero. Antes de llevarlo al cementerio, dejarán que sus restos estén por última vez en un cuadrilátero, cuando levanten su ataúd en el ring del gimnasio «Morochito· Rodríguez de El Vigía.

LÍDER

Fue velado en el garaje de su casa

Para llegar al cuerpo de Edwin Valero había que subir una empinada loma. Cuando se alcanzaba la cima no era una capilla la que recibía a los visitantes, sino el garaje de una casa, la del propio boxeador.

El “Inca” fue velado en su hogar de El Vigía, donde acudieron centenares de personas, entre amigos, familiares y curiosos, a darle el penúltimo adiós, a la espera del entierro.

Fue una despedida sencilla la que le ofrecieron al campeón, cuyo cuerpo reposaba dentro de un ataúd simple, sin ningún tipo de adornos. El féretro, como es costumbre en este tipo de personalidades, fue arropado por la bandera nacional. Su rostro había sido maquillado y los labios lucían secos. Lo vistieron con una camisa manga larga blanca estampada, que terminaba en las manos cruzadas del andino, que formaban una imagen muy similar a sus puños, esos que lo elevaron a la gloria.

La piel del cuello no se le veía. Cubrieron las marcas del ahorcamiento con una tela blanca. La misma que llegaba hasta su pecho y que debía tocar el tatuaje que tantos enemigos le generó dentro y fuera del ring.

Parecía mentira. Ahí estaba el campeón. Ahí acostado, rendido, indefenso, estaba el hombre del carácter indomable, del temperamento de fuego. Ahí sin poder levantarse, aunque el referee le extendiera la cuenta hasta mil, estaba el hombre que sonó para enfrentar a la máquina filipina Manny Pacquiao.

La gente hacía cola para verlo, aunque no eran como las de Mercal. Tres minutos era lo máximo que debías esperar si querías ver al mejor boxeador venezolano del momento, hasta el lunes en la madrugada.

No fueron grandes personalidades del deporte, no fue ningún gobernador, no fue el presidente Hugo Chávez. Sobre el ataúd se observaba un objeto curioso, un adorno rojo, sobre el cual, en letras doradas, se leía: Edwin “Inca” Valero.

Pocas coronas y mucho café, muchas dudas y pocas lágrimas. Varios policías y casi ningún colega. Así fue el velorio del Edwin Valero.

Edwin Jr. y Roxy juntos

Ahí estaban Edwin y Roxy, los niños que hace pocos días tenían padre y madre, y ahora son huérfanos. Sonrientes, inocentes. La chiquita como si nada. El varón se notaba un poco más consciente de la situación. Cuando se le pidió que posara para una foto se cuadró cual boxeador, como su padre. Sin quererlo, quizás, estaba haciéndole un homenaje a su padre. Se abrazaron para el flash, y ella le dio un besito en la mejilla. Ahora más que nunca tienes que estar unidos.

Las dudas siguen allí

El suicidio de Edwin Valero abrió varias interrogantes que explicaremos en estas líneas. La primera: ¿Fue una equivocación entregarle un pantalón? “No. Muy difícilmente un pantalón se puede convertir en una prenda que pueda ser utilizada para el suicidio o para matar a otra persona en una celda”, explicó Elisio Guzmán, director de Polimiranda.

¿Era el sitio ideal el recinto que Valero ocupó para esperar su audiencia? Para Guzmán,obviamente no. “Deberían existir establecimientos adecuados para poder meter a estos señores bajo control y custodia; deberían existir camisas de fuerza, paredes acolchadas… una cantidad de cosas que no se tienen disponibles. Esa es nuestra realidad”.

El ex director del CICPC acota que si bien no puede hablarse de negligencia, sí se falló en otros aspectos. “Su entorno debió pensar mejor respecto a las condiciones de la detención de Valero. El tema de los pantalones no es el problema, tal vez el tema sea que a donde se le trasladó no era la institución adecuada. Cuando una persona toma la decisión de quitarse la vida, para evitarlo tendrías que colocarlo en un lugar, desnudo y donde no pudiera atentar con nada”.

¿Se pudo cambiar desenlace de Valero y su esposa, Jenifer Carolina Viera?_“Que estuviese libre, tras haber demostrado que era capaz de hacerle mal a su mujer -o a otro individuo-, denota impunidad. Creo que Valero debió ser objeto de más análisis, pues es obvio que por su profesión era capaz de agredir de manera más fuerte a otra persona que un ciudadano común”, cerró Guzmán.

Las leyes

Luis Izquiel, abogado penalista y especialista en Derechos Humanos, considera que también se falló en muchos puntos de la historia. Esencialmente, en los hechos acaecidos en Mérida. “Visto los antecedentes de Edwin que no llegaron a ser detallados, pero sí fueron conocidos, se han podido tomar medidas severas para que esto no desembocara en la muerte de Jennifer y el suicidio de Valero”.

Izquiel aclara que Valero no quebrantó ninguna ley cuando se trasladó a Valencia. “Su presentación era de 90 días -muy larga creo, lo regular es 15 o 30 días- y debía seguir el tratamiento, después de que se pagó la fianza, podía viajar incluso fuera del país si él lo deseaba, nada lo impedía”.

¿Se podía separar a la fuerza a la esposa de Valero, cuando ella seguía en la casa del boxeador, aunque no hubiera realizado alguna denuncia de maltrato?_“Sí, visto lo que sucedió cuando chocó el carro, cuando fue público y notorio que lo hizo bajo la influencia del alcohol, el juez debió actuar con mayor severidad y actuar de dos formas: o detenerlo, u obligarlo a su desintoxicación en Cuba”.

Eduard Valero: “Mi hermano tenía miedo”

Hay un convencimiento en el seno familiar de Edwin Valero: sus problemas mentales eran muy graves y nadie lo ayudó realmente. Ayer, salieron varias respuestas que descifraron el pensamiento interno que lo llevó a asesinar a su esposa Jennifer y ahorcarse el pasado fin de semana.

Eduard Valero, hermano mayor del andino, tomó acto de palabra y describió lo que en realidad hizo el venezolano en el Hospital siquiátrico San Juan de Dios de Mérida, donde fue llevado para que empezará la rehabilitación, tras reconocer en un tribunal del estado su adicción a las drogas y al alcohol, y del cual salió en menos de una semana “porque había avanzado”. Pues bien, aquí está la verdadera historia.

“Valero le dijo a la sicóloga (no recuerda su nombre) que él era un drogadicto que necesitaba una ayuda porque se sentía cerca de la locura. Él consumió drogas en el psiquiátrico, nunca lo ayudaron. Llamaba por teléfono, lo visitaban cuando querían. Esmeralda (tía de Jennifer Carolina) le llevaba lo que él quisiera. Eso lo sabía el director del hospital. De hecho, mi hermano sale libre a los pocos días. Nadie se recupera en tan poco tiempo. En el hospital no lo aguantaban y ordenaron que lo sacaran de allí. Estaba perdido en su locura y sabía que esto podía pasar”, aseguró Eduard, quien también practicó la actividad hasta el nivel aficionado.

“No quería saber nada de mí. Eso me lo dijo al salir del siquiátrico. Estaba muy enfermo, pero confíe en que saldría de esto. La locura que tenía era grande. No lo ayudó nadie. Me siento culpable”, aseguró su madre, Eloiza Vivas.

La progenitora del pugilista manifestó que procederá por la vía legal con los niños que dejó la pareja Valero. “Voy a pelear por la custodia de los niños porque pienso que los puedo cuidar y sé que ellos buscarán cualquier vía para que se queden con su abuela Soranys (Rivas, madre de Jennifer) y no me gustarían que vivan en su casa. Las autoridades que decidan”.

En cuanto a las propiedades de Valero dejó dos carros de lujo, tres casas y una tasca. Es lo que conoce la familia. No saben de dinero, conocen la existencia de una cuenta bancaria y la señora Eloíza exige explicaciones al CICPC, a que revele el dinero que dejó Valero en la camioneta Toyota “Machito”, que tenía el día en que el campeón mundial falleció.

“Yo fui un buen padre”

Antonio Valero, padre de Edwin, no sabe por qué su hijo lo acusó, en reiteradas entrevistas, de haberlo abandonado en su niñez. “Pregúntale a mis otros hijos si yo he sido un mal padre. Cuando me fui de la casa era por problemas con su mamá, pero jamás los abandoné, siempre estuve pendiente y los ayudé económicamente”, aseguró el progenitor del campeón, quien cree tener una explicación sobre las declaraciones de su hijo. “Edwin me dijo un día: ‘papá, yo digo todo eso porque me da más fama, así me ven como el niño que sufrió mucho’. Ese día le dije que no siguiera con eso porque el que quedaba mal era yo”, comentó.

Familia de Jennifer: La violencia mató la relación

Jennifer Valero se despidió de la tierra ayer en la mañana con un sol brillante. Quizá su alma sí está en paz ahora por el aliento de miles de personas que se congregaron en el entierro que se realizó en el cementerio Cristo Rey de El Vigía, en el estado Mérida.

“Esa relación fue un infierno toda la vida. Los diez años que duraron Edwin nunca la dejaba tranquila. Era una obsesión, ese muchacho hasta pensó que Jennifer había estado con sus hermanos Eduard y Luis”.

 “Ella incapaz de eso, pero siempre la callaba a punta de golpes”, contó Ninfa Finol, tía de la joven de 24 años.

“Cómo duele ver que una joven pierde la vida así. Jennifer cuando estaba pequeña era alegre, jugaba, hablaba, era un ser humano. Se va a los catorce años de edad de la casa para vivir con Valero. Ahí la perdimos porque después no hablaba, no decía nada y nunca se atrevió a decir que la maltrataba. Fueron diez años de infierno, nada de amor. Si amas, no matas. Ella se cayó y ayer la enterramos. Nunca nos recuperaremos de esto”.

“Era una niña muy educada y respetuosa, llena de valores. Pero su vida cambió cuando se unió a ese monstruo”, dijo Segundo Finol, abuelo de Jennifer.

Zulia FC regresó al trabajo pensando en Llaneros

Previous article

Los resultados del martes y la actuación de los venezolanos

Next article

You may also like

Comentar

More in Boxeo