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Juego Legal: Los “fouls” del baloncesto venezolano

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En el baloncesto venezolano no hay nadie que parezca querer despertar a todo un país de un sueño que nos sucedió hace casi 20 años. Es inevitable anhelar a los Héroes de Portland 1992 especialmente cuando miramos a la vinotinto de los gigantes caer frente a Colombia y a Brasil en la misma competencia, en la cual, cualquiera podría haber analizado, que supuestamente teníamos el material suficiente para ser campeones.

PARECÍA MEJOR

En los últimos años Venezuela ha recibido buenas noticias en el baloncesto a nivel individual. La aparición de Greivis Vásquez como el gran “oasis” de este deporte en el país, la presencia cada vez mayor de criollos en ligas extranjeras como Puerto Rico, Colombia, México y en algunas europeas, podía hacernos pensar que reencontraríamos el camino perdido a mediados de los 90 del pasado siglo.

A esto tendríamos que sumarle la cantidad importante de basqueteros en los diferentes institutos y universidades de los Estados Unidos, quienes ofrecen un abanico de posibilidades que bien pudiera ir más allá de jugadores como Jesús Urbina, Miguel Marriaga, Jesús Centeno, Axiers Sucre y Juan Herrera, hombres que, con todo respeto, no pasan de ser unos “buenos” jugadores en nuestra LPB, sin siquiera ser considerados como máximas figuras de sus respectivos equipos.

Cuando Valencia 1991 y Portland en 1992 San Shepperd, Omar Walcott, Iván Olivares y Gabriel Estaba dominaban la liga a placer mientras Carl Herrera se preparaba para la NBA y Alex Nelcha empezaba una prolongada carrera en Francia. Obviamente, aquella realidad no es nada parecida a la que tenemos hoy día.

SIN COMPARAR

Pero más allá de comparar, ¿realmente nuestra vinotinto de los gigantes está encaminada hacia una renovación necesaria? Unos podrían afirmar que sí, otros, como nosotros, podríamos pensar que no.

Nuestra negativa radica al pensar que Venezuela tuvo su pico más alto y no tuvo la capacidad para mantenerse cerca del mismo, llegando incluso, por momentos, a ser la cuarta selección del subcontinente detrás de Argentina, Brasil y Uruguay. De hecho, actualmente los quintetos de estos tres países se encuentran en fase de reconstrucción y seguimos perdiendo incluso con Colombia, un país que lo que más ha hecho es aportar algunos jugadores a ligas foráneas (como la nuestra tras la inclusión del comunitario).

La Federación Venezolana de Baloncesto se convirtió en la gran culpable de ese bajón del que parece difícil salir, por ahora. Nos preguntamos por qué nos convertimos en un conjunto que buscó siempre el resultado y nunca renovar tal como lo hicieron otras naciones; que dejamos de lado los convenios para becar jugadores jóvenes y ayudar a su desarrollo porque simplemente cada vez son menos los muchachos con talento y talla para hacer del básquet una carrera, inclinándose así por ser lanzadores de béisbol y atacantes en el voleibol… de ser la segunda especialidad en preferencia por los venezolanos el aro y la malla pasó de moda junto con el recuerdo de Portland. ¡Hasta el fútbol es hoy día más popular! Nadie lo hubiese pensado hace 20 años.

SIN BRÚJULA

A este desastroso nivel podríamos preguntarnos: ¿Quién es Néstor Salazar para la selección de baloncesto? Parece ser un hombre que se mantiene como director técnico del quinteto patrio más que todo por tener una incidencia innegable frente a muchos de los jugadores y por ser un entrenador para buscar simplemente una clasificación o un cupo en un torneo específico.

“Mamá Osa” y la FVB no son capaces de iniciar un proceso dentro del básquet criollo porque simplemente no saben a qué juegan y qué quieren desarrollar, sin tener tampoco la personalidad suficiente como para pedirle a la afición un compás de espera en el que  nuestros talentos más jóvenes se fogueen con los grandes hasta llegar al punto de estar listos y desarrollar una identidad propia en su juego, sin decir a brava: “la selección tiene que correr” porque simplemente nos imaginamos que siendo atléticos sabremos correr con la pelota, algo completamente distinto a correr sin ella como hacen los que practican 100 metros planos.

El básquet venezolano no tiene un camino claro si la LPB sigue priorizando el “espectáculo” al traer importados mediocres que no dejan nada al basquetero venezolano, mientras los nuestros se quedan sentados en la banca y nuestro “Novato del Año” acumula unas estadísticas risibles y hasta ridículas para llevarse un galardón.

Lo mismo pasa con la olvidada Liga Nacional, un pretexto de torneo creado para el desarrollo, pero que se ha vuelto tan resultadista como las chequeras de quiénes la financian.

Tal vez en el momento que usted lea esto Venezuela le habrá ganado a Uruguay colocándose como la tercera mejor de la zona, pero qué sucederá cuando nos midamos a los mejores del mundo… la respuesta todos la saben… la misma pared… y de frente.

Ahí se las dejo…

Por: Ernesto Vera

Twitter: @ernestovera

Correo: [email protected]

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