El seleccionador nacional asegura que hay que "insistir para mejorar".
La primera clasificación de Venezuela a un Mundial juvenil (Egipto 2009) de la mano del seleccionador nacional César Farías y su cuerpo técnico marca una diferencia entre las aspiraciones y los logros. También el desempeño sostenido y superado de la selección nacional -en los últimos nueve años- para lograr la clasificación a la Copa del Mundo. Juntas marcan un camino de progreso. Pero para Farías no estancarse allí requiere de mejorar la materia prima de las selecciones: los jugadores, y para ello la mirada se dirige al campeonato nacional.
La necesidad de revisar las estructuras, formatos y exigencias de la liga local ha surgido en el discurso de los presidentes de los 18 equipos de Primera División, que han mostrado su intención de generar cambios desde adentro de la Federación Venezolana de Fútbol.
El seleccionador nacional considera que, además de las fórmulas y sus aplicaciones, el principio parte de un cambio de mentalidad. Ofrece una visión global apelando al bagaje de haber dirigido varios equipos en la liga local y en competencias internacionales: Trujillanos, Deportivo Táchira, Mineros, entre otros.
-¿El fútbol venezolano necesita un viraje?
-Es un momento ideal para decidir. Tomar un rumbo clave y diferente si queremos llegar al Mundial.
-¿Qué diferencia este momento de otros pasados para motivar un cambio?
-En 2013 podemos dar una de las mayores alegrías que haya recibido este hermoso pueblo, pero debemos y estamos obligados a mejorar todo. El fútbol se puede convertir en un gran ejemplo para Venezuela. Para eso la selección, la federación, los equipos del fútbol profesional, las autoridades del país y la empresa privada deben hacer un esfuerzo en sus decisiones. Nuestra cima ahora es el Mundial 2014.
-Existen propuestas para cambiar el torneo local. ¿Qué rescata de lo que ahora hay?
-Fue un acierto la expansión a 18 equipos en Primera División y en otras categorías porque ayudó a rejuvenecer la liga. Igual que la inclusión de un juvenil de forma obligatoria. En la experiencia de la selección queda demostrado.
-Se habla de reducción de cupos de importados, extender la norma del juvenil en cancha, cambiar el formato de competición y profundizar el mercadeo de la liga. ¿Está de acuerdo?
-Ideas hay muchas y lo importante es sentarse a revisarlas. Trazar una planificación. Debatir, trazar rumbos entre todos y luego hay que escoger.
-¿Cómo cree que debe ser el formato de competencia?
-El jugador venezolano necesita mayor cantidad de encuentros, en especial, los decisivos, que son la realidad de la competencia internacional. Para eso los partidos de Copa Venezuela son importantes como los de Copa Libertadores o Sudamericana. Pero en el segundo semestre de competencia hay que buscar una alternativa, porque no hay Copa Venezuela. Sería bueno tener un formato que incluya más partidos definitorios.
-¿En qué le concierne al seleccionador el destino del fútbol profesional?
-Nuestros rivales, con los que nos eliminamos para ir al Mundial, nos llevan muchos años de trabajo, experiencias y arraigo cultural de fútbol. Por lo tanto son rivales con más estructuras y potenciales que nosotros. Por eso debemos ser audaces y estratégicos para superarlos. Con trabajo sostenido.
-¿Cuál es el punto de inicio para usted?
-Se necesita gente dispuesta a ir más allá de lo que creen poder hacer. Debe existir un liderazgo que mueva a la gente por caminos no transitados antes. Romper esquemas y métodos tradicionales, si es necesario.
-¿Hay que renovar formas, también figuras?
-Necesitamos que se sumen voluntades. Todos debemos empujar para ganar. Que los que estamos adentro seamos capaces de conseguir la energía que rompa con la inercia. Solo con lo que tenemos ahora no podemos. Pero no tenemos que importar a nadie, está en nosotros mismos lograrlo. Soy un convencido de que sí lo podemos lograr. Queremos sumar, no pesos que impidan el ascenso.
-¿De qué debe alimentarse un nuevo proyecto para el fútbol nacional?
-La gente no solo se incentiva con dinero sino con sueños. Con una idea de supervivencia. Con el deseo de alcanzar la cima. La gente no se organiza solo con dinero, hay que tener mística. Crear valores en los dirigidos. Hacer acciones que los convenzan a crecer día a día. Empujar con hechos, con ejemplos palpables.
-Los cambios a veces generan resistencia.
-No todas las decisiones pueden ser de consenso popular. Hay decisiones que van en contra de la opinión pública, en contra de la corriente. Pero el verdadero líder, conocedor de su materia, debe tener el valor de tomarlas y asumir los riesgos porque los resultados también pueden ser grandes. Venezuela tiene una circunstancia a favor, es el país que más puede crecer, si se toman los riesgos de cambiar sin miedo.
-¿Qué aprendizaje de la selección puede aplicarse a este momento?
– La generación mundialista de Egipto no tuvo ese miedo. Tampoco se le tuvo a la altura de La Paz o al cambio de horario de Japón. No debemos pararnos por el miedo al fracaso, porque si tropezamos aún estamos a tiempo para corregir. Para lo que no tenemos tiempo es para no arriesgar.
-¿Cuál es la amenaza?
-Las organizaciones deben trabajar en equipo, no en parcelas de poder. Cada una de las partes no puede comportarse como si fueran autónomas y romper el sistema. No se puede hacer algo sólo siendo reactivo cuando las cosas se ponen difíciles. Debemos construir y crecer a diario.
-¿De dónde debe asirse la motivación al cambio?
-No podemos conformarnos con lo hecho hasta ahora. Con un sueño y nada más. En la selección podemos encontrar una experiencia. Nosotros planificamos y lo mostramos al país, de ahí pasamos a ejecutar. Nos conseguimos con el sufrimiento, luego pasamos a la estabilidad y de ahí al éxito, pero queremos pasar a la cima: el 2014.
Por: María José Rey Palermo/El Universal
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