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El juego perfecto

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La columna del periodista Leonte Landino, «El juego perfecto», toca, en detalle, el tema de Jackie Robinson. Más allá de los 63 años de su debut en las Grandes Ligas, Landino expone un profundo análisis actual del racismo dentro del béisbol y algunos hechos que se suscitaron en los últimos días con ciertas declaraciones dadas por algunos jugadores.

El legado de Jackie es para todos por igual

63 años se cumplieron oficialmente desde que la barrera racial fuera derribada en el béisbol de las Grandes Ligas con el debut de Jackie Robinson con los Dodgers de Brooklyn el 15 de abril de 1947. Llegamos al 2010 y las expectativas de los afroamericanos en los Estados Unidos son completamente distintas en cuanto a los deportes.  Atrás quedaron los días de Josh Gibson, Satchel Paige y Cool Papa.  En la historia quedó Larry Doby, Don Newcombe, Roy Campanella y hasta el mismo Hank Aaron.

El misticismo alrededor de las Ligas Negras se vino abajo con la llegada de Jackie Robinson a las mayores.  Las razones raciales, prejuicios y divisiones, comenzaron a desmoronarse desde que Branch Rickey seleccionó a Robinson como la persona más idónea para pasar a la historia social, cultural y deportiva de los Estados Unidos. 

Su carácter, temple, tolerancia y madurez fueron condiciones mucho más grandes que su actuación en el terreno, donde fue un bateador de .300 puntos.  Un Salón de la Fama.

Después de 60 años de haberse producido el fenómeno de la integración racial, el béisbol de las Grandes Ligas es el deporte más diverso en los Estados Unidos, y quizás en el mundo.  27.7% de los 833 jugadores que conforman los rosters de liga grande (incluyendo lesionados) al inicio de la temporada 2010 son nacidos fuera del país. 

Y 9.5% del total de jugadores son afroamericanos.  Una torta bien dividida entre blancos, negros, asiáticos, latinos de diversos orígenes, europeos y australianos.

Pero Orlando Hudson, segunda base de los Diamondbacks de Arizona, se pronunció esta semana con palabras controversiales, o más bien ignorantes.  “Cuando jugadores consagrados como Jermaine Dye y un seguro Salón de la Fama como Gary Sheffield no pueden conseguir trabajo en las Grandes Ligas, pues sabemos de que estamos hablando.  Sabemos cuál es la causa.  No la voy a decir para no meterme en problemas.  La diré cuando me retire”, señaló.

¿Cuál es la causa señor Hudson?  ¿Racismo?  ¡Por favor es hora de despertar y dejar de auto-segregarse!

Ya basta de las declaraciones, pseudo-racistas y segregativas de los afroamericanos.  Una cosa es que el béisbol, su sistema, estructura y funcionamiento promueva oportunidades igualitarias para cualquier persona que tenga el talento suficiente para desarrollase hasta alcanzar un nivel para jugar en las Grandes Ligas, sin importar, color, credo, lugar de nacimiento, estrato social y hasta preferencia sexual. 

La otra, muy distinta, es que las Grandes Ligas se obliguen a subir la cuota de afroamericanos porque muchos de estos personajes la consideran muy baja.

Segregados y racistas

Ante diversas declaraciones de peloteros afroamericanos con estatus de estrella la única conclusión que me queda es pensar en un resentimiento marcado hacia el sistema mismo, que se desborda injustamente en ocasiones en sus colegas latinoamericanos en el terreno sea cual sea su color de piel.

Torii Hunter, jardinero de los Angels, declaró durante los entrenamientos primaverales que los latinos negros son “Impostores”, palabra que provocó confusiones, la cual quizás no fue la más indicada para expresar que por más que se vean en el terreno muchas caras negras, no todos son afroamericanos, pues la mayoría son caribeños. 

Hunter tiene razón.  Es absurdo pensar que existe una cantidad marcada de peloteros afroamericanos en las mayores sólo por lo que se ve.  De hecho, cualquier persona con un sentido común y mínimo de madurez entiende las diferencias culturales y raciales entre Ryan Howard y David Ortiz.  No vale la pena detallarlas aquí.

 

 

 

Pero la realidad es que los afroamericanos que hacen protagonismo en el béisbol consideran que esa cuota de 9.5% es baja debido a que los equipos de Grandes Ligas prefieren buscar talento más barato en Dominicana, Venezuela o cualquier país productor de peloteros que en los campos y calles de las ciudades americanas. 

Tal y como dijo Hunter “¿Cómo van a preferir los equipos darle 5 millones a un chico del sur de Chicago cuando lo pueden conseguir en República Dominicana por una bolsa de papas fritas?”

Bueno señor Hunter…como dijo el “Bolillo” Gómez, ex-técnico de la selección Colombiana: “¡Eso es lo que hay hermano!”. 

Lamentablemente las situaciones económicas y sociales de nuestros países han obligado a eso y los equipos profesionales obtienen ventaja y benefician a miles de familias fuera de los Estados Unidos con esas bolsas de papas fritas.  Es una situación ganar-ganar para todos.  No es conformismo, es sólo la verdad.

Y quitémonos la máscara.  La verdadera razón por la cual el índice de afroamericanos es bajo se debe a razones de preferencia.  Mientras los chicos de color prefieran jugar baloncesto y fútbol americano y mientras piensen que saldrán de sus propios “ghettos” como artistas de hip-hop, la cuota de atletas profesionales de su raza será mayor en esas áreas. 

Y cada raza jala para su propio bando.  Marc Spears, columnista de la sección “Voces negras” de AOL, se atreve a decir que “Cuando se trata de deportes profesionales masculinos, sólo en la NBA, un afroamericano tiene una amplia oportunidad de ser exitoso”.

Claro, y como no va a ser exitoso cuando casi el 80% de los jugadores son de raza negra.  ¿Es esta realmente la diversidad que pretenden los que siguen los pasos de Jackie Robinson?

Y además surge la doble moral… ¿Qué diría Jackie?  O como dijo en su desconocimiento de la realidad el mismo Hudson: ¡Jackie se estaría revolcando en su tumba si viera esta situación!

La verdadera diversidad

A pesar de que periodistas, fanáticos y jugadores de béisbol en el Caribe soñamos a veces despiertos con ver un equipo sólo de latinos en las Grandes Ligas, sabemos que no es posible. 

Nunca se ha planteado elevar el número de jugadores hispanos, argumentando que deben ser más sólo porque sí, como lo plantean los grupos afroamericanos. 

A pesar de que se han presentado inconvenientes racistas, indignantes e incómodos para muchos en todos estos años de relación de la relación entre el béisbol organizado y el Caribe, nunca se ha pretendido apartar a los demás para darle cabida a los nuestros.

Las oportunidades son iguales para todos.

Para nosotros, esa utopía perfecta se llama el Clásico Mundial de Béisbol, un torneo que incluso cuenta con mayor apoyo a nivel internacional que dentro de los Estados Unidos.  Para los dominicanos, venezolanos, boricuas, mexicano o cubanos luchar entre sí en el terreno es el éxtasis en este deporte.

Es absurdo pensar que por invertir en el talento extranjero la MLB le ha dado la espalda a la raza negra.

“Porque la mayoría de los jugadores de piel oscura en las mayores provengan de lugares fuera de las fronteras políticas de los Estados Unidos, no quiere decir que no sean dignos merecedores del legado de Jackie Robinson, al contrario reflejan el progreso en nuestra sociedad.” afirma Craig Calcaterra de la cadena NBC. 

Si no hay mayores cantidades de afroamericanos es simplemente porque hay más jóvenes de piel blanca que se destacan a nivel colegial y universitario, los cuales terminan firmando contratos profesionales.  Las preferencias de la juventud en ésta era no dependen del legado de Jackie.

La sociedad afroamericana de los Estados Unidos está sumida en una inmadurez racial de magníficas proporciones.  No basta que su juventud pueda tener acceso indiscriminatorio a cualquier deporte, tiene que dominarlo en cantidad.  No basta tener a un presidente negro, sino todo el gobierno.  No basta que sus modas se impongan, sino que sean la regla.

Nunca he visto a algún equipo que se niegue a subir a un bateador de .300 puntos, sea del color que sea.  Mientras batee con un palo de madera, ¡Bienvenido!

Jackie Robinson fue un hombre con un temple de acero que asumió con creces su lugar en la historia.  Su legado se basó en la libertad, igualdad y el respeto.  Ese mismo que hoy muchos de su propia raza pisan con carácter de ignorancia.

“No me importa si te gusto o no te gusto…todo lo que te pido es que me respetes como ser humano” Jackie Robinson.

Saludos desde la distancia. 

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