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Caso Valero: Crecen las dudas y las disputas

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El caso de la muerte del boxeador aún no se ha terminado.

Conforme pasan los días las investigaciones periodísticas siguen arrojando novedades sobre el dramático caso de Edwin Valero. En sus ediciones de este viernes, Panorama y Líder, presentan testimonios que generan más interrogantes en el tema. Familiares del boxeador creen que lo mataron, al tiempo que reprochan que haya sido enterrado solo, pese a que durante su momento de fama siempre lo buscaban. Aseguran que se drogaba a diario y estaba paranoico, mientras que la abogada denuncia al siquiatra.

PANORAMA

Familia del “Inca” duda del suicidio

Las dudas pesan en el seno de la familia de Edwin “Inca” Valero. Su hermano Edward espera que las autoridades investiguen las causas de su muerte, pues no creen que se haya quitado la vida.

Edward Valero indicó que la familia “está esperando saber qué fue lo que realmente le pasó a Edwin”.

“Yo creo que a mi hermano lo mataron. Hasta ahora no aparece el pantalón con el que supuestamente se suicidó. Tampoco sabemos, cómo fue que Edwin se hizo las dos heridas que fueron halladas en la parte de atrás de su cabeza”.

El campeón mundial de boxeo fue hallado ahorcado, la madrugada del pasado 19 de abril, en la celda 4 de la comandancia general de Policarabobo. Allí estaba recluido tras confesar haber asesinado a su esposa, Jennifer Carolina Vieira, el día anterior.

Edward asegura que cuando su hermana Andreína revisó el cuerpo del boxeador, en Valencia (Carabobo), “él tenía moretones”.

Además recalcó que Edwin siempre le tuvo miedo a la muerte. “Siempre lo decía y la última vez, en diciembre, me lo dijo borracho. Que él prefería ver a un ser querido muerto, antes de morir él, porque le tenía mucho miedo a la muerte”.

“Yo pido que la muerte de mi hermano sea investigada profundamente”, insistió Edward Valero.

Más temprano, la abogada defensora del púgil, Nilda Mora, cuestionó la actuación de la directiva del Hospital psiquiátrico San Juan de Dios, donde el médico tratante, determinó que Valero “estaba en perfectas condiciones mentales”.

El papá del boxeador aseguró, durante el sepelio, que “en el (hospital) San Juan de Dios no lo querían tener y que porque molestábamos mucho al paciente. Pero éso es mentira, sólo un miembro de la familia fue a visitarlo a ese sitio. Yaurima (una de las hermanas mayores del ‘Inca’) vino desde Maracaibo, para preguntar por la salud mental de su hermano. Pero cuando Yaurima conversaba con la doctora, salió el director del psiquiátrico y le dijo que no lo querían tener más allí porque lo molestaban mucho”.

Mora afirmó: “Al tercer día de estar recluido (en el hospital) lo iban a dar de alta, porque Edwin era un paciente cuya patología no se adaptaba para atenderlo allí.

El Miércoles Santo me llamaron para decirme que lo iban a dar de alta. Inmediatamente les participo que ¡no pueden!, porque él estaba allí por órdenes del tribunal. Se sabía que iba a recibir el beneficio de la fianza, pero eso ocurriría, después de Semana Santa.

El juez estaba esperando que desde el Hospital San Juan de Dios le enviaran el informe, para determinar en qué condiciones estaba el ‘Inca’.

Me reuní con el psiquiatra. Me dijo: ‘Edwin estaba en perfectas condiciones mentales y tenía que ser rehabilitado en otro sitio”.

LÍDER

Madre de Valero: “A mi hijo lo enterraron solo”

Edwin Valero se fue invicto. Se fue como un campeón mundial de boxeo. Mató a su esposa. Se despidió solo al ser enterrado en el cementerio Cristo Rey de El Vigía. Dio alegrías al deporte, pero se fue como un drogadicto y asesino.

Los que fueron sus amigos en el momento de felicidad, de destapar la champaña, no estuvieron. La gente preguntaba mucho si el presidente Hugo Chávez iba a asistir. El mismo que lo invitaba después de una victoria de título mundial a su programa “Aló, Presidente”. Estaba en Bolivia.

El ex monarca, Lorenzo “Lencho” Parra fue nombrado en varias bocas que decían si el zuliano estaba porque ellos eran panas. Tampoco se vio atletas de renombre de otras actividades. Menos autoridades del estado Mérida. Apenas se vio al ex ciclista Leonardo Sierra, que fue su amigo y al andino boxeador José Luis Varela, quien guanteó desde niño con el “Inca”.

La mamá, el papá y sus cuatro hermanos no vieron a ninguno de los que disfrutaron la carrera deportiva del de Bolero Alto, Mérida, en su despedida terrenal.

“Estoy consciente de lo que hizo, pero ante todo si eres amigo de verdad, no condenas, estás en el momento malo. Vi a varios que le levantaron la mano para celebrar un título mundial. Se tomaban la foto, políticos que querían figurar con él no los veo en este momento, describió una desconsalada y contrariada madre del “Inca”, mientras miraba la tumba de la esposa del andino Jennifer Carolina, sepultada en el mismo camposanto.

Gente que trabajó con Edwin no vino. No veo a boxeadores que dijeron ser su amigo. Así son las cosas y repito sé que mi hijo mató a su esposa”, agregó.

Había un gentío

Al Cristo Rey fue gente de todas las edades. En varios pasajes hubo caos, pero a sabiendas de que era un asesino y un adicto fue reconocido como un auténtico campeón.

Valero se fue acompañado de las numerosas flores que tiraron sobre su ataúd y aparte de su familia, no le dijeron adiós ninguna de las tantas personalidades públicas que lo acompañaron durante su exitosa carrera deportiva. Sólo un perro callejero se quedó hasta el final al lado de su fosa.

Muy agradecida con Vargas y Mérida

Eloíza Vivas madre de Valero, mostró su agradecimiento a los gobernadores de los estados Vargas y Mérida, respectivamente.

“En nombre de mi familia y aunque no hayan estado en el entierro de mi hijo, le doy gracias especialmente al gobernador de Vargas, García Carneiro, porque se encargó del traslado del cuerpo de Edwin desde Valencia hasta El Vigía. Carneiro fue el mismo que lo había apoyado para que Valero comenzara su rehabilitación en Cuba.

Vivas también dio las gracias a Marcos Díaz, gobernador de Mérida, por la efectiva protección policial que hubo durante el entierro de su hijo.

TESTIMONIOS

“Se drogaba todos los días”

El campeón mundial de boxeo, Edwin Valero, estaba sumergido en un estado profundo de drogas y alcohol. Eso lo hacía imaginarse cosas en su mente que lo llevó a la locura.

El final era previsible a la madrugada del 18 de abril cuando asesinó a su esposa Jennifer Carolina y al siguiente día su suicidio. Bajo la situación, Valero era desconfiado al máximo y su mano derecha en su casa fue Esmeralda Viera, hermana de Soranys Rivas, madre de Jennifer y tía de la occisa. La señora contó las últimas horas de la pareja en su hogar ubicada en el sector La Mucuy, en Mérida.

“Yo era la única persona particular que podía entrar en la casa, aparte de la custodia policial. Era la voluntad de Edwin y Jennifer. Antes de que pasara todo esto yo decidí llevarme a los niños de la casa porque las cosas estaban muy mal. Por eso fue que Edwin (de siete años) y Jennifer Roselyn (de cinco años) se fueron a mi casa, ya que Edwin dentro de su estado me dio la autorización por eso los tengo yo”, dijo Esmeralda.

A medida que fue contando, la tía de Jennifer fue mostrando la mirada que delataba el recuerdo amargo y puro de esos días en el nicho de Valero.

“Una vez que los niños estaban en mi casa, ubicada en El Vigía, pensé en cómo ayudar a los dos, porque Edwin me tenía aprecio y fue siempre así desde que lo conocí de su matrimonio con Jennifer. El martes se desapareció por más de un día de la casa y regresó, pero seguía encerrado en el cuarto con ella las 24 horas. No había forma de que él cambiara eso. Le tocaba la puerta y nada, no abría. A veces era que respondía y decía que todo estaba bien. En el día dormía, no comía muchas veces. Se drogaba después que me iba de su casa. Lo hacía todos los días sin parar”, recordó.

Sin embargo, Esmeralda con todo lo que veía tenía la esperanza de que esto no iba a pasar. “La casa era un desastre, todo estaba regado, sucio, era como si no viviera nadie. No le importaba nada, había días en esa semana que no veía a Jennifer, e incluso no se estaba haciendo el tratamiento médico de las lesiones, pero Edwin me encargó a mí de los gastos de ella. No había ni siquiera televisor en la casa. Era un caos”, aseguró.

La señora Viera describió las últimas 72 horas antes del trágico final. “El jueves los visité, hablé con ellos, me confíe porque habló tranquilo y Jennifer me preguntó por los pasaportes ya que tenía el de ella y el de los niños porque y que se iban a ir para Cuba o para México. Aunque la cara de Valero era deprimente. El viernes no los vi porque se me presentó un inconveniente, y el sábado cuando me disponía a ir para allá, los policías que cuidaban la casa me dijeron que se fueron con un bolso, con ropa y que se iban de viaje. Los policías me dijeron que Valero se veía mal, asorado, agresivo y sólo decía que se iba con su mujer. No supe más de ellos. Eso fue después del mediodía. La próxima llamada fue para saber que Jennifer estaba muerta”, afirmó.

Abogada Nilda Mora acusa al siquiatra

La abogada Nilda Mora fue la que defendió a Edwin Valero para que le dieran la libertad bajo fianza y con la promesa de rehabilitarse de la adicción a las drogas y el alcohol.

La doctora fue implacable contra el siquiatra que trató al boxeador en el Hospital San Juan de Dios de Mérida. “Todo el mundo se enfoca en las autoridades y en el juez Hediberto Peña, pero quien dice que sí está apto para salir porque no está loco, es el siquiatra del hospital. No recuerdo su nombre ahora, pero me dijo que Valero estaba cuerdo y yo le dije que él no estaba bien y que debía permanecer en el hospital hasta que se definiera su viaje de rehabilitación, que eran muy pocos días para decir que se recuperó (duró ocho días en el sitio)”, explicó Mora.

“Le dieron de alta y miren lo que pasó, gracias a que ese siquiatra señaló en un reporte médico que había avanzado cuando Edwin había perdido por completo el control de su vida y el de su familia, gracias a su fuerte adicción. El siquiátrico sabía que esto podía terminar así”, enfatizó con rabia la abogada.

“Fui contra mi voluntad”

Muchos se sorprendieron cuando vieron que Soranys, madre de Jennifer Carolina, estaba presente en el entierro de Edwin Valero, el asesino de su hija. Pero Soranys no quería estar ahí, fue porque sintió la responsabilidad de llevar a sus nietos para que le dieran el último adiós a su padre, porque eso fue lo que le recomendó una fiscal. “Yo no quería ir, estaba en contra de mi voluntad. No fue una situación nada fácil ir al entierro de la persona que mató a mi hija, pero la señora fiscal me lo recomendó, me dijo que era lo mejor, lo correcto”, aseguró. “Los niños tendrán ayuda de psicólogos para superar este trauma, eso ya está decidido”.

“Edwin estaba paranoico”

Edwin Valero murió lejos de su familia. El boxeador no quería saber nada de ellos en sus últimos días en este mundo. Ni cuando estuvo detenido en la policía y ni en los días que permaneció en el psiquiátrico San Juan de Dios en Mérida permitió que su familia lo visitara.

La única persona del círculo familiar que tenía el permiso de entrar al hogar del “Inca” era Esmeralda Viera, tía de Jennifer Carolina. Edward, hermano del “Inca”, tiene una teoría sobre por qué Esmeralda sí tenía la venia de Edwin para visitarlos.

“Lo que pasa es que Esmeralda era una alcahueta. Le dejaba hacer a Edwin todo lo que quería, todas sus sinvergüenzuras. Y nosotros no, cuando estaba con nosotros lo controlábamos, no dejábamos que se drogara ni que estuviera tomando, y eso no le gustaba a él”, dijo Edward, quien si bien no pudo estar en los últimos días con su hermano, sí recordó cómo fueron las semanas anteriores a la tragedia.

“Cuando Edwin llegó de México luego de su última pelea, se volvió loco. Andaba por ahí bebiendo y metiéndose cosas raras. También quería estar peleando con todo el mundo. Un día que se quiso meter en problemas, yo lo calmé. Me dijo que yo era un cagao. Yo le dije que no, que sólo quería evitar problemas”.

El “Inca” no sólo creyó que Jennifer lo había engañado con su hermano menor Luis, sino también con Edward, quien cree que esas “alucinaciones” eran producto de la droga. “La cocaína te pone paranoico como estaba Edwin. Una vez yo me encontré a Jennifer en la plaza, yo iba subiendo para la casa en la moto y le ofrecí la cola. Un boxeador amigo de Edwin nos vio y le dijo que había visto a su mujer muy entusiasmada conmigo y el hombre se puso como loco, aunque después se calmó. Su obsesión con Jennifer era tal que se molestaba si el papá o el hermano de ella la besaban. Él decía que Jennifer era suya, creía que le pertenecía”.

Sobre la agresividad del “Inca”, Edward asegura que era producto de la droga, que cuando no consumía era otra persona. “Edwin era una gran persona, pero la droga lo volvía loco, lo ponía a ver cosas extrañas. Siempre creía que la gente quería hacerle daño”.

Desean lo mejor para los niños

Ayer en la Fiscalía de El Vigía se presentaron la familia de Edwin y la de Jennifer, para iniciar el proceso judicial que determinará a los tutores de los hijos de la pareja. A diferencia de Esmeralda Vieira, tía de Jennifer quien ya tiene abogada contratada, la progenitora del “Inca”, Eloíza, aseguró que no buscará asesoría legal y que esperará por el fallo del tribunal. Eloíza no tiene problemas en que los niños se queden con Soranys, abuela materna, lo que no desea es que terminen en el poder de Esmeralda. “Nos enteramos que el esposo de Esmeralda, Carlos, le daba licor al niño y lo manipulaba. Son malas personas”, dijo Edward Valero.

La pelea con Pacquiao estaba lista

Valero iba a pelear con Manny Pacquaio en noviembre, según su hermano Edward la pelea estaba cuadrada.

“Edwin siempre decía que él fulminaba a Pacquiao, que ya lo tenía medido. Que le conocía el pasito hacia atrás, y sabía cómo iba a pegarle”, dijo Edward. Esa pelea nunca llegó a darse porque las drogas acabaron con el campeón; pero no desde hace tanto tiempo como lo indica el examen toxicológico que le realizaron, afirmó la mamá del pegador, Eloíza. “El informe dice que consumía drogas desde los nueve años y eso es mentira. Él tuvo que decir eso ante el juez porque necesitaba una justificación para quedar libre”.

Por: Carlos Zambrano/Jhonny González

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