Andrés Ponce no adulteró su fecha de nacimiento

Andrés Ponce junto con "Lucas", su primer entrenador. Foto: La Verdad

Para millones de venezolanos, el fútbol se ha convertido en una válvula de escape frente a una realidad económica de espanto. En cada terreno arenoso de la región, en cada barrio, los padres luchan con sus hijos deportistas para que salten a lo profesional, así esto sea en detrimento del vecino. Lo ven como una solución a sus problemas. «Es así, en el fútbol hay gente envidiosa», confiesa «Lucas», el primer profesor de Andrés Ponce en la escuela El Tablazo.

La reflexión no surge de la nada. Se le ha consultado al formador de talentos si es cierto lo que se dice en la calle sobre el «Gallito», como solía llamar al delantero, de que no tiene los 16 años que expresa su cédula o si su verdadero lugar de nacimiento es Colombia y no La Cañada. «Es falso», replica enfático el profesor barrigudo que dio cobijo al artillero cuando era un niño con muchos sueños y nada de recursos.

«¿Por qué la gente no decía nada cuando jugaba sub12 y era un muchacho promedio que sobresalía solo por su talento?», se pregunta en tono irónico. «Ahora que lo ven grande, porque el muchacho es alto y fuerte, comienzan a decir cosas que no son. Yo tengo fotos de él cuando tenía nueve años y era un muchacho talla normal, que si fuese mayor tendría un problema».

Cuando Luis Arteaga, nombre de pila de «Lucas», conoció al ariete de la selección sub17 que consiguió su pase al Mundial de los Emiratos Árabes, era un menudo futbolista que no tenía ni cédula. «En el momento que le tocó pasar de la sub10, donde obligaban a los equipos a tener jugadores con identificación, le dije a su papá (Jaime) que hiciera las gestiones para sacarle la cédula y lo hizo sin ningún tipo de problemas, por la vía legal».

Reloj de arena

«Que sigan buscando pruebas, nunca encontrarán nada», advierte «Lucas», quien no se muestra dubitativo a la hora de responder sobre el tema. «Desde que se fue para el Unión Atlético, a los nueve años, han querido protestar su edad en todos los torneos. Eso es pura envidia, porque no salió de las grandes escuelas, como el Gallego o Casa D’Italia», reiteró.

«Sus cualidades como futbolista siempre fueron muy buenas», rememora el entrenador. «Tal es así, que cuando él llega a las instalaciones de El Tablazo, yo lo acogí, fui a hablar con su papá y lo ayudaba con los pasajes porque era un niño de muy escasos recursos. Se veía que tenía un futuro enorme, porque no solo era un buen jugador, sino un gran compañero. Nunca tuvo problemas con nadie», prosiguió.

«Lucas» se frota las manos mientras recuerda los tiempos de gloria de Ponce en su escuela. «Con nosotros logró muchas cosas buenas. Por ahí en el Unión dice que él era defensa, y eso es mentira, siempre fue delantero. Cuando yo se los presté a ellos para que jugaran el Mundialito (en el que fue el máximo anotador), él ya había sido dos veces goleador del torneo de la Asociación del Zulia».

Sin necesidad de una lámpara mágica, Arteaga siempre intuyó que, si se empleaba a fondo, el ariete sería un delantero top. “Cuando uno tiene problemas económicos, no es fácil mantener la constancia”, reflexiona. “Recuerdo que una vez, siendo jugador del Unión, él abandonó un poco el fútbol. El papá me llamó, yo fui a su casa, hablé con él y retomó el camino. Ponce ha sido un muchacho muy noble e hizo caso”. Ahora podrá sacar a su familia adelante, sin envidias y sin hacerle daño a nadie.

Por: Leopoldo Márquez/La Verdad