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El día a día de Greivis Vásquez dentro y fuera de la NBA

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El venezolano ya comienza a ser incidente en los Grizzlies.

El venezolano ya comienza a ser incidente en los Grizzlies.

Después de ver cómo los Knicks de Nueva York acababan de encestarles 20 triples y propinarles una paliza de 120-99 a los Grizzlies de Memphis, era entendible que Greivis Vásquez no hubiese disfrutado ni un segundo su primer juego en el mítico Madison Square Garden.

“Nada, nada, nada”, respondió Vásquez, quien marcó dos puntos, tomó dos rebotes y tuvo dos asistencias en 13 minutos de acción. Su tono de voz era seco. Estaba apurado por terminar de salir del locker y montarse en el avión que los llevaría de vuelta a Memphis.

“Estoy muy molesto ahorita. Jugamos muy mal como equipo”, reconoció. “No es culpa del entrenador, es culpa de nosotros. Pero hay que seguir trabajando”.

Varias horas antes del choque, durante una teleconferencia con periodistas venezolanos, el jugador había comentado que jugar en el Garden, el mismo escenario donde en junio pasado se convirtió en el primer criollo en ser seleccionado en primera ronda del draft de la NBA, era “el sueño de todo jugador de baloncesto”.

De alguna manera, en esas pocas horas que pasó en Nueva York puede resumirse lo que ha sido la primera temporada de Vásquez en la NBA.

En cada día de su nueva vida, Vásquez vive el sueño de haber llegado donde solo otros dos venezolanos (Carl Herrera y Oscar Torres) ascendieron en el pasado y también se enfrenta con nuevas responsabilidades (como preocuparse por pagar los miles de dólares que le quitan en impuestos) y la realidad de que ya no es la estrella de su equipo, sino un jugador de rol que pasa más minutos en la banca que en el tabloncillo.

La mañana de ese jueves que terminó con la derrota ante Nueva York, comenzó para Vásquez con varias reuniones en Manhattan, donde están las oficinas de su abogado. Allí mismo, tuvo que quedarse para atender a la prensa venezolana.

“Estoy cansado ya. No es que es fastidioso, sino que toma mucho de tu tiempo”, dice Vásquez cuando finalmente, pasadas las tres de la tarde, pudo recostarse en su cama del “Hotel W”. “Y son cosas importantes, porque son cosas buenas y para mi futuro”.

“Es muy, muy diferente”, comentó sobre el cambio que ha dado su vida en este último año. “Pero me gusta ese ambiente. Eventualmente quiero ser un hombre de negocios, generar empleos. Y me gusta socializar, expresarme. Por eso estudié comunicación y por eso me gusta estar aquí en Nueva York, porque son reuniones, caminas, hablas con aquel, con el otro, hablas de basket, de todo un poco”.

Algunos lujos

Su nueva vida también incluye lujos como viajar siempre en primera clase y dormir en hoteles cinco estrellas donde puedes encontrarte a Tiger Woods en el lobby (le pasó el miércoles al llegar a Nueva York).

“Creo que eso, al principio, es una experiencia muy bonita, algo que te gusta. Pero después te acostumbras y dejas de imaginar los lujos y empiezas a pensar más en descansar, en estar preparado para el juego. Toma mucha concentración. Obviamente al principio me quedaba impresionado, porque todo es primera clase, pero ahora lo que quiero es estar en mi casa, descansar y concentrarme”.

“No es fácil la NBA. Es un trabajo muy duro. Lo digo para los que se quejan de tener que trabajar en una oficina”, cuenta Greivis. “Obviamente el sueldo de nosotros es muy bueno (el suyo este año es de 1.035.096 dólares), pero demanda mucho tiempo, concentración y sacrificios. Por siete u ocho meses no pasamos tiempo con nuestros familiares”.

Dice que jugar en la NBA no es sencillo, que es algo que ha vivido en carne propia. En promedio, esta temporada disputa un 12,3 minutos por juego y hace una media de 3,4 disparos de cancha y 3,5 puntos. Aunque no se queja en público por eso, claro que quisiese que fuese más.

“Ha sido un proceso de aprendizaje, un proceso fuerte, porque vengo de ser la cara de la universidad a empezar de cero”, se sincera el caraqueño, “y eso es difícil”.

Después de pasar unos días fuera de la rotación del equipo por la llegada de nuevos jugadores, Vásquez dice que empezó a ver las cosas de otra manera.

“Fue más bien pensar y entender la posición en la que yo estoy. Soy un novato y como tal tengo que pasar por todas las situaciones por las que pasa un novato”. “Y aprovechar mis oportunidades. Si hoy juego un minuto, aprovecharlo”.

El reloj ya marca las cuatro de la tarde y Vásquez debe dejar el hotel para llegar temprano al Garden. Quiere tomar una sesión de tiros extra, prepararse bien, como todos los días, porque sabe que su oportunidad puede estar a la vuelta. “Si alguien se lesiona mañana y no puede jugar, puede ser mi chance”, apunta confiado. “Todo puede pasar”.

Le encantan las arepas con diablito

“La verdad, no hago mucho”, describe Greivis Vásquez su día a día. “Después de la practica descanso. Salgo del gimnasio como a la una, dos. Llego a la casa, me pongo en skype, a hablar en el twitter. No salgo mucho, porque a estas alturas estás muy cansado. A veces (si no hay juego) me gusta ir al final del día al gimnasio a lanzar pelotas. Pero sin sobrepasarme, ya que es una temporada muy larga”.

Por estos días disfruta tener en casa a su papá y su mamá, que llegaron hace un mes desde Venezuela y lo acompañarán el resto de la temporada.

“Es superbueno llegar a tu casa y que tu mamá te tenga comida venezolana”, explicó sonreído. “Las arepas de ella son las mejores del mundo. ¿Con qué me gustan? Con queso holandés, con jamón. Ah, y me encanta el diablito”.

Entre sus hobbies, Vásquez cuenta la música (todo tipo: salsa, baladas, romántica) y se declara aficionado a la pantalla grande. “Me encanta ir al cine. Es lo que más hago. Voy al menos una vez cada dos semanas, cuando tengo tiempo”, dijo. “Me siento como si estuviese en el espacio, porque me meto mucho en la película”.

Lo que no se le da mucho, confiesa, son los juegos de video: “Me gusta ver a la gente jugando. Yo me siento y los veo y disfruto más que si fuese yo, ¡porque soy malo!”.

Extraña la liga universitaria

Mientras Greivis conversa, en el televisor encendido puede verse un duelo del torneo universitario, la llamada “Locura de Marzo”. Hay una parte suya que añora ese mundo. “Extraño el ambiente antes del juego, la fanaticada, el amor al baloncesto”, va enumerando el ex jugador de la Universidad de Maryland. “Es algo muy diferente a lo que es la NBA. La NBA es una liga de negocios. La liga colegial es de más pasión. Se vive más”. “Me hace falta, mucho”. “Soy un competidor y me gusta competir, estar en la cancha. Quiero mejorar día a día y hacer historia, establecerme”.

Por: Efraín Ruiz/Líder

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