El internacional venezolano ya empezó a facturar en Portugal. Foto: Archivo
Ángelo Peña había perdido una costumbre que tenía cuando era jugador de Estudiantes: la de ser figura dentro del campo. Incluso había olvidado la sensación de salir del terreno con el aplauso del público.
“De tanto pedirle a Dios, creo que me escuchó y, cuando llegó la oportunidad, todo salió bien”, aseguró desde Portugal el mundialista, un fiel en el tema religioso. Al anotar, mostró “una camiseta de Jesús de la misericordia, que tenía abajo”, similar a la que uso para celebrar en el Suramericano del pasado mes de enero.
Y ante la oportunidad, Ángelo respondió como mejor sabe: con desbordes, asistencias y goles. Incluso, pese a sus 20 años, tomó la responsabilidad de los tiros de esquina. Y de ahí nació el 1-1. Minutos más tarde llegó el segundo tanto, el suyo. “Amagué y giré, ahí me salió uno al que pude esquivar, llegó otro y le pude ganar por velocidad, disparé como a 30 metros. Fue parecido al que le hice a Táchira”. Así describió su golazo. Luego, redondeó la noche con una asistencia.
“Le pedí a Dios y creo que me escuchó. Bueno, creo no, estoy seguro. Tenía tiempo que no me sentía así”. Tras su gran actuación, el mediocampista ahora quiere más. “Esto me ayuda a ganar en confianza para poder dar ese rendimiento que puedo dar”.
Pese a su gran noche, Peña no cambió tras el juego. Llegó a casa y tuvo que cocinar su cena. Así es Ángelo, dentro del campo quiere seguir ganando minutos. Afuera, no pierde la humildad.
Vía: Líder en Deportes/Daniel Prat
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