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Doce años después, Freddy Galvis y José Pirela se reencuentran en Padres

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Freddy Galvis y José Pirela juegan juntos en Venezuela con las Águilas del Zulia. Foto: MLB.com

Freddy Galvis y José Pirela juegan juntos en Venezuela con las Águilas del Zulia. Foto: MLB.com

Freddy Galvis había escuchado el nombre «José Pirela» muchas veces antes de que ambos se conociesen durante una prueba para futuros peloteros en las afueras de Valencia, Venezuela.

Tenían 16 años de edad en ese momento y se estaban preparando para correr 60 yardas cuando Galvis escuchó su propio nombre mencionado junto al de Pirela. Galvis volteó los ojos.

«Pensé algo como, ‘Wow, este tipo me va a destruir'», dijo Galvis. «Cuando estás en esas pruebas escuchas distintos nombres. Lo que yo escuchaba era, ‘José Pirela, ese muchacho es bueno, ese muchacho puede correr’. Así que pensé, ‘Wow, ¿por qué me están poniendo a correr junto a Pirela?’ Esa fue la primera vez que lo conocí. Empezamos a correr y claro, me dejó atrás».

Una docena de años después, Pirela y Galvis han vuelto han encontrarse, esta vez en el complejo primaveral de los Padres en Peoria, Arizona. Pronto estarán patrullando el medio del infield en Petco Park, Galvis en el campocorto y Pirela ocasionalmente en segunda. Es probable que Pirela juegue principalmente en el jardín izquierdo, pero lo haría en la segunda base cuando el abridor rival sea zurdo.

Desde aquella prueba en Valencia, los dos han jugado mucho juntos en la Liga Venezolana de Béisbol Profesional con las Águilas del Zulia, y luego como rivales en Grandes Ligas. Han desarrollado una relación cercana, al igual que sus familias. La esposa de Pirela es la madrina de la hija de Galvis.

«Somos como hermanos», dijo Galvis.

En San Diego, sin embargo, han empezado a utilizar un nuevo término para cada uno: Compadres. Que encaja de maravilla, claro, dado el nombre del equipo.

«Cuando escuché la noticia del cambio empecé a pensar sobre tener que irme a un nuevo equipo», dijo Galvis, que había pasado toda su carrera en la organización de los Filis. «Mi hermano estaba al lado mío y fue él quien me dijo, ‘Epa, ahora vas a jugar con Pirela’. ‘Es verdad’, le dije. Fue ahí cuando supe que todo iba a estar bien. Ha sido más fácil adaptarme a un nuevo equipo teniéndolo a él aquí».

Como peloteros, Pirela y Galvis no podrían ser más diferentes. Galvis es un pequeño campocorto con manos rápidas y una defensiva impresionante. Al plato, es un ambidextro batallador sin mucho poder.

Pirela, por su parte, nunca ha sido conocido por su defensiva. Es sólido en el jardín izquierdo, pero no muy agraciado defendiendo la segunda base. Pero es un musculoso bateador derecho con un feroz swing y un estilo agresivo en el plato y sobre las bases.

Ambos jugadores siempre han admirado el juego del otro. Galvis recordó como Pirela lo apabulló en aquella carrera, pero Pirela contó un cuando similar sobre tomar roletazos en el campocorto junto a Galvis aquel mismo día.

«Estábamos en la misma posición», dijo Pirela. «Pero obviamente él es un fenómeno. Siempre lo he considerado un fenómeno desde que lo vi la primera vez. Y siempre he seguido su carrera. No sólo como pelotero, sino como persona es alguien a quien siempre he admirado y considero especial».

El domingo ante los Gigantes, Galvis y Pirela defendieron el medio del cuadro. La primera vez que jugaron juntos en estos entrenamientos fue el 27 de febrero ante Seattle. En el primer inning de aquel juego, Pirela tomó un rodado para doble-play, pero su tiro a Galvis pegó primero en la tierra. Sin embargo, su amigo encontró la forma de atrapar la pelota y completar una bonita doble matanza con un certero tiro a primera.

Pirela tomó un boleto la entrada siguiente y dos innings después descargó un doble impulsor. Aquello pareció el resumen perfecto de lo que estos «compadres» podrían aportarle este año a los Padres.

«Freddy es una presencia estabilizadora para nosotros, ese ancla para el infield con el que no hemos contado los últimos dos años», dijo el manager de los Padres, Andy Green. «Pirela tiene energía, vida, juega duro. Juega como uno quiere que juegue todo el mundo».

Por: Las Mayores.

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