Las actuaciones del Zulia, el UAM, la selección Sub-18 y muchas otras dejan claro el nivel que tiene el balompié en la región. Yohandry Orozco casi listo para el exterior. El año de los lanzadores criollos en las Grandes Ligas. Que molleja ‘e nivel
Si todavía había quien dudara del nivel del fútbol en la región, creo que ya se convenció. Primero lo que hizo la selección del Zulia en el nacional de la categoría Sub 18. El segundo lugar alcanzado por los dirigidos por Elber Morales demuestra que hay futuro de sobra en el estado para jugar buen balompié.
Los muchachos, quienes salen de las inferiores del Zulia, Unión Atlético Maracaibo y los clubes como Casa Italia y Centro Gallego, tienen claro lo que es jugar al fútbol. Sólo un mal partido les quitó la posibilidad de ser campeones.
Lamentablemente ese mal día, como lo tiene cualquier equipo del mundo, llegó en la final. Pero el éxito está asegurado en el futuro y muy pronto volveremos a ver una selección nacional con un número importante de jugadores zulianos. Ahora imagínense la potencia (y no es que no lo sea) que podría llegar a ser el estado para el país si tuviésemos canchas de calidad y en cantidades para poder masificar la disciplina entre los jóvenes de la región.
Después ver el debut del Unión Atlético Maracaibo, con muchos zulianos en cancha, con un excelente juego colectivo, orden y una convicción que los hace ser un equipo de primera. Con ese encuentro, nuevamente el talento zuliano quedó en muy buen lugar. Ahora, después de ver en acción al bicolor, pareciera que es cuestión de calendario para que la oncena marabina regrese a la Primera División.
Yohandry y su partido del domingo
Casi sin entrenar con el club, con un desgaste importante con las selecciones nacionales Sub 20 y absoluta y con muchos minutos en cancha, Yohandry Orozco demostró en el “Pachencho” Romero que su madurez futbolística está casi lista. El orgullo de Cardonal Norte se montó al equipo al hombro y fue el timón en la goleada sobre El Vigía.
Orozco anotó, puso dos y dio cátedra de movilidad, estilo y elegancia en la cancha. En una jugada hizo chocar a dos contrarios como si se tratara de un equipo amateur. En otra se hizo un autopase y sacó una ventaja impresionante sobre su más cercano marcador y después, para completar la faena, sacó un último truco de su chistera: Girar sobre el balón, a lo Zinedine Zidane en el borde del área, dominar la pelota y dejarla en los pies de Anderson Arias para anotar uno de los cuatro goles del petrolero.
Sin duda que es un espectáculo digno de ver en el mismo estadio así que no les cuento más y vayan al “Pachencho” a ver a un futuro jugador del fútbol europeo.
Por cierto que la asistencia para ese partido fue muy superior a la acostumbrada por el elenco negriazul. El propio Alfredo Morales, vicepresidente del club, aseguró que fueron más de tres mil personas al coso marabino. Y con una goleada y un espectáculo como ese seguro que volverán.
El año de los lanzadores criollos
Hay que decirlo así: Qué triste espectáculo están dando los lanzadores criollos en las Grandes Ligas. Aunque a nivel deportivo algunos están rindiendo, fuera del diamante han dejado mucho que desear.
Primero fue Carlos “El Toro” Zambrano, aunque no es sorprendente en su caso, quien personificó el espectáculo de la trifulca con Derek Lee en el dogout de los Cachorros. Luego fue Johan Santana quien salió a la palestra acusado de un delito sexual. Sobre este me quedan dudas, pero no soy quién para decir si es inocente o no.
Luego el bochornoso, triste y deprimente capítulo de Francisco Rodríguez. El Kid no botó un juego, manchó su imagen. Para colmo de males, le salió una lesión en la mano que requiere de operación y, sea lo que sea, se lo van a achacar a la pelea con el suegro. Ahora Armando Galarraga fue noticia con los Tigres de Detroit. Extraña de un joven que se ganó el cariño del mundo entero con sus gestos de caballero medieval luego del incidente con Jim Joyce cuando le robó un juego perfecto. Al igual que Santana, extraña que Galarraga haya reaccionado así. Aunque ya se aclaró todo, tampoco dejó bien parado al criollo.
Por: Luis Párraga Sánchez
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