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Desde mi arquería

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El periodista Humberto Perozo, en su blog Desde mi arquería, expone su visión del descenso de Llaneros de Guanare y la situación que se presenta con los equipos Zulia FC y Unión Atlético Maracaibo. En ambos casos atribuye la llegada de la crisis para que confiaran en el material de la región. «Sigo pensando que el mejor destino para el fútbol zuliano es que se fusionen en algún momento, bajo el nombre del Unión Atlético Maracaibo, por ser el que ya tiene su estrella ganada y el corazón de los aficionados en el bolsillo», escribió Perozo.

El mundo al revés

Descendió Llaneros de Guanare, cuadro con tradición y seguidores en tierras llaneras. Los resultados no le acompañaron en la zafra 2009-2010 y lo pagó con su adiós a la primera división venezolana. Ahora pasó a la categoría de plata, de la que sólo se sale con corazón (como debe ser) o con dinero (que es la triste realidad).

Mientras, en primera se mantienen equipos cuyas arcas, si bien no están rebosantes, tienen más números que los asientos ocupados domingo a domingo. Equipos sin alma, sin afición, que no tienen dolientes. Real Esppor, Deportivo Italia, Centro Ítalo (a las puertas del abismo)… el mismo Zulia FC. No han logrado captar el amor de los futboleros en sus respectivas localidades. Unos, porque están en un territorio dominado por un gigante (léase los cuadros de la capital con el Caracas FC acaparando los sentimientos) y otros porque no han tenido el oficio para conquistar a los habitantes.

Así pasa con el Zulia FC. Apenas cuando le pegó la crisis fue cuando comenzó a pensar en los jugadores locales, en técnicos como Miguel Acosta Jr., hombre de la casa, sin pergaminos, pero que ha logrado engrasar una maquinaria que ha salido del foso a la luz en el transcurso del Clausura 2010. Ese mismo que decían que no estaba preparado para dirigir en primera división y que ahora tiene a los negriazules en el puesto siete de la clasificación. El que, a punto de sacrificio y obsesión por el buen juego (muchas veces sin conseguirlo, pero siempre con el objetivo entre ceja y ceja), convirtió al «Pachencho» Romero en un bastión.

Sin embargo, faltando pocas fechas para el final del Clausura, no ha logrado llevar más de 1000 aficionados en un partido. Muchas veces, y pese a las cifras infladas que puedan ofrecer, no llegan a los 500.

Mientras, en segunda sigue luchando el Unión Atlético Maracaibo. También tuvo que llegar la crisis, y con ella una nueva administración, para que sacara a flote el «deber ser» en un equipo: el amor por el patio, por los futbolistas de la región. El número de aficionados ha descendido desde que tuvo que vender su cupo en la categoría de honor venezolana, pero los que quedan valen por mil cada uno.

Sigo pensando que el mejor destino para el fútbol zuliano es que se fusionen en algún momento, bajo el nombre del Unión Atlético Maracaibo, por ser el que ya tiene su estrella ganada y el corazón de los aficionados en el bolsillo. Que no siga el mundo al revés, donde los que tienen afición descienden y los solitarios permanecen en lo alto.

Por: Humberto Perozo/Desde mi arquería

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