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Mirada atenta: El éxito no lo garantiza todo

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Amleto Monacelli entra a cualquiera cancha de bowling de los EE.UU y es capaz de generar un escándalo al propio estilo de Justin Bieber. La fama del larense en suelo estadounidense es tremenda, producto de su paso exitoso por la PBA. Monacelli rompió esquemas con su estilo de juego; se convirtió en el primer extranjero en ganar el premio al jugador del año; obtuvo 19 títulos en casi tres décadas de carrera prfesional; representó a los gringos en sus duelos mundiales frente a Japón; forma parte del club de los mejores 50 bolicheros de todos los tiempos (puesto 21). En cambio en Venezuela, Amleto no ha recibido los honores que merece, para muchos es prácticamente un desconocido. ¿Por qué? El bowling no es un deporte mediático en nuestro país y esa condición lo deja relegado frente a disciplinas más populares como el beisbol, fútbol o baloncesto.

Ramón Domínguez pudiera correr con esa misma suerte con todo y la pasión que siente el venezolano por el hipismo. El jockey criollo acaba de convertirse en el mejor jinete de la temporada 2010 al ganar el premio Eclipse. Son más de 4000 triunfos los acumulados por el caraqueño en 15 años de trayectoria y un nombre bien ganado en su medio. No soy un seguidor del hipismo, pero reconozco esfuerzos como el de Domínguez y otras fustas nacionales (Eibar Coa Monteverde y Javier José Castellano) en ambientes tan competitivos como el norteamericano. Ese tesón los ha llevado a ocupar espacios importantes y alcanzar alto grados jerárquicos. La lucha por capturar atención no sólo se produce en Venezuela. Es común ver en otros países como grandes conquistas no reciben la cobertura que merecen. Es la eterna batalla entre lo justo y lo que vende. Los medios de comunicación en su vasta mayoría son empresas que deben entregar dividendos a sus accionistas.

Poner en portada a Monacelli, Domínguez, José Rujano o Albert Subirats, otros dos ejemplos parecidos, no es tan llamativo como una foto de Miguel Cabrera, Leones del Caracas o Navegantes del Magallanes. Pasa por un tema de popularidad. Creo en el equilibrio, en la fórmula que incluye apoyar a esos atletas de disciplinas menos seguidas sin olvidar que se trata de un negocio como cualquier otro.

A mitad de camino en la NBA

El ecuador de la actual temporada de la NBA ha llegado y con él los populares premios propios de esta época del año. Mejor equipo: Tras una campaña 2009-2010 llena de altibajos, pocos esperamos el nivel exhibido por los Spurs de San Antonio durante la primera parte del calendario (35 y 6). El trio Duncan-Parker-Ginóbili encabeza a un quinteto que anota ocho puntos más de los recibe, el mejor diferencial de la liga. MVP: Permítanme un empate en esta categoría entre Derrick Rose y Amar’e Stoudemire.

El base de los Bulls ha cargado con un equipo afectado por los problemas físicos de dos de sus pilares principales, Carlos Boozer y Joachim Noah. Stoudemire le cambió la cara a una pálida franquicia a punta de rendimiento, generando un optimismo que hacía rato no se veía en el Madison Square Garden. Coach: Gregg Popovich no recibe tanta publicidad como merece por culpa de Phil Jackson. Son cuatro los anillos que tiene Pop, que continúa haciendo un brillante trabajo con los Spurs. Novato: Blake Griffin es una de las sensaciones actuales de la NBA. Sexto hombre: Jamal Crawford sigue siendo el reserva más productivo, pero me quedo con Glen Davis, quien ha sido clave para Boston ante las lesiones de Garnett y Perkins.

Un poco de respeto

La aparición en escena de redes sociales como twitter o facebook democratizó de alguna manera las opiniones, que hasta hace muy poco eran exclusivas de aquellos que tenían acceso a las plataformas informativas. Hoy cualquiera puede emitir conceptos sobre un tema en particular. El deporte es una de las áreas más populares en lo que a opiniones se refiere. Me parece genial que ahora todo el mundo tenga el chance de expresar lo que piensa. Sin embargo, cuestiono con la misma fuerza aquellos que abusan de esta posibilidad y se dedican a descalificar a quienes opinan diferente. El caso Kroeger-Amarista es otro ejemplo de cómo un postura distinta te convierte en blanco de ataques. Creo que Kroeger es justo ganador del premio al Jugador Más Valioso por su aporte durante los 41 encuentros en los que participó. ¿Acaso soy un criminal por hacerlo? Es mi criterio y lo defiendo, así como también reconozco la sensacional labor de Amarista. En fin, argumentos hay de sobra para defender cada una de estas opciones (recomiendo leer a Efraín Ruiz y Carlos Valmore Rodríguez). Lo que debe prevalecer es el respeto a las posiciones. De esta manera disfrutaremos todavía más estas invaluables herramientas comunicacionales que tenemos a nuestra disposición.

Por: Francisco Blavia/Líder

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