Manuel González se estrenó con el número 79 en las mayores.
Cuando Manuel González comenzó a arbitrar durante sus propios juegos de béisbol menor, nunca se imaginó que iniciaría su camino hacia la historia en la pelota venezolana. El carabobeño, de 30 años, se convirtió este año en el primer criollo en arbitrar en las Grandes Ligas, al ser el umpire de tercera base, el pasado 17 de mayo, en Miami, durante el choque entre Cascabeles de Arizona y Marlins de Florida.
“La anécdota más agradable fue que debuté en el grupo en el que estaba Lázaro Díaz. Él vino en Venezuela en la temporada que yo debuté (96-97)”, recordó González a Panorama, antes de laborar en el estadio Luis Aparicio, de Maracaibo. “Mi primer juego en Venezuela fue con Lázaro, y mi primer juego en Grandes Ligas también”.
“También recuerdo el apoyo de los venezolanos. El hecho de que haya sido en Miami hacía que se le arrugara a uno el corazoncito, ya que había muchas banderas venezolanas allá”, acotó.
Y no fue un camino fácil para el nativo de Guacara, quien participó en 15 juegos en las mayores, tres de ellos cantando bolas y strikes.
“Yo jugaba pelota, y desde que estaba en el béisbol menor, empezamos a trabajar entre nosotros mismos en los juegos”, contó.
“De allí fui a varios cursos y entré muy joven a la Liga (Venezolana) de Béisbol Profesional, a los 16 años, y de ahí en adelante se hizo, además de un trabajo, una pasión”.
“Dejé mis estudios (de Ingeniería química) en la universidad por el arbitraje. Los tenía lo suficientemente avanzados, pero no llegué a culminarlos por la viajadera y las cuestiones que exige el arbitraje”, acotó. “Así empezó todo y fuimos escalando hasta que, en el año 2002, el señor Richie García vino con unas ganas de llevar a algunos muchachos de aquí a la academia en Estados Unidos”.
González viajó con Darío Rivero Jr. y Jairo Martínez, siendo el seleccionado para empezar a trabajar en ligas menores.
“No es fácil”, recalcó. “Fíjate que tengo nueve años en ligas menores y ahorita es que estoy empezando a tocar puertas en Grandes Ligas. No es fácil, pero se llega”.
Y la Lvbp ha sido un buen circuito de fogueo para el carabobeño, quien aseguró que perdió los nervios rápidamente en las Grandes Ligas.
“El béisbol sigue siendo el mismo. Creo que tuve nervios y presión en los dos primeros juegos, después se me quitaron”, explicó. “En eso la Liga Venezolana ayuda muchísimo a un árbitro, por la presión del juego que hay aquí, la fanaticada y todas esas cosas que allá no existen”.
Desde su histórico debut, González reconoce que ha recibido mayor atención por su labor, aunque no siente presión de tener que cumplir con una labor “perfecta” por ser un umpire de Grandes Ligas.
“Las equivocaciones están. Somos árbitros, somos humanos, le va a pasar a Manuel González y le va a pasar a cualquier cantidad de árbitros”, afirmó. “La idea es minimizar los errores”.
Y sabe que esas fallas son las que le han ganado antipatías del público a los umpires, aunque su llegada a las mayores haya ayudado a cambiar la percepción del público hacia su persona.
“Después de ese paso el apoyo de las personas ha sido extremadamente bueno”, afirmó. “Hay otros que te siguen gritando lo mismo en los estadios. De hecho, en Caracas, cuando debuté (esta temporada), me gritaron 20 mil cosas, pero creo que la gente no le grita a Manuel González, sino que está acostumbrada a gritarle al uniforme”.
A pesar de las reacciones mixtas, González sólo espera seguir dejando el nombre del país en alto en las mayores, con la responsabilidad de ser el pionero de los umpires venezolanos en el mejor béisbol del mundo.
“Mi carrera ha sido admirable, porque no es un trabajo fácil. Éste no es un trabajo que todo el mundo quiere y aplaude, pero es un trabajo lindo y bien apasionante”.
Por: Augusto Cárdenas/Panorama
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