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Henry «Pollito» Rodríguez se hace notar en las menores

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Prometedor y sin límites es el futuro de Henry Rodríguez en los circuitos de béisbol de Estados Unidos. El sorprendente campocorto de las Águilas del Zulia en la temporada pasada también deslumbra con los Dragones de Dayton, sucursal clase A débil de los Rojos de Cincinnati en la Liga del Medio Oeste.

El infielder, de apenas 20 años de edad, es líder en hits en la competitiva liga con 147; además, es segundo en turnos consumidos con 487 y monarca absoluto en robos de base en su club con 30.

Según Jason Baker, coach de bateo de los Dragones, Cincinnati aspira a que el maracayero se convierta en un jugador regular en las mayores, tal vez un utility de lujo.

“Si estuviese en mis manos, estaría en las Grandes Ligas ahora mismo”, declaró Rodríguez recientemente a través de un intérprete. “El año que viene será importante para mí, sólo voy a trabajar muy duro nuevamente en el receso de temporada a ver qué pasa”.

Y es que Rodríguez se convirtió en la tabla de salvación de las Águilas en la LVBP ante las ausencias y lesiones del infield. Vino de la liga paralela y su aporte llegó al clímax cuando ligó el hit de oro para decidir el partido extra con Cardenales en la ronda regular, un lauro que colocó a los rapaces en la postemporada; además, estableció un nuevo récord en el round robin de más incogibles con 30, dejando atrás a su ex compañero de novena, Alberto Callaspo.

“Henry es un tremendo tipo”, afirma el mánager de los Dragones, Todd Benzinger. “Uno tiene que darse cuenta de que él está en el terreno; de verdad, se hace notar”, agregó.

Sin duda, el venezolano es el mejor bateador de su equipo con promedio de .302, 14 jonrones y 71 carreras remolcadas. Algunos scouts incluso se han tomado el atrevimiento de compararlo con Dustin Pedroia, de los Medias Rojas de Boston, tanto por su destreza y agilidad con el madero como por el diminuto tamaño.

Rodríguez posee un temperamento fuerte y a la par se ha ganado la reputación de celebrar excesivamente los jonrones. En un juego contra el Bowling Green (Tampa Bay) la botó y como represalia a su actitud el pitcher le tiró un envío a la cabeza. “Él tiene que parar ese tipo de comportamiento antes que lo perjudique o haga daño a alguien más”, aportó Jason Baker.

Por: Francisco Rodríguez/Líder

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