Carlos Zambrano fue colocado en la lista restringida.
Roger Clemens y Derek Jeter inhalaban y soltaban al aire la frase: “Gusfraba”. Una especie de freno espiritual cuando la rabia sube a la cabeza y se desborda. Una escena memorable de la película “Anger Managment” (Control de Ira), donde Jack Nicholson trata de curar a Adam Sandler de su supuesta tendencia a agredir sin razón aparente a sus semejantes. La rabia desmedida es un flagelo que apabulla cada día a miles de personas, sino que lo digan los conductores caraqueños que deambulan a diario por la capital.
Tal exasperación no escapa a los deportistas y específicamente a los peloteros de Grandes Ligas, seres rodeados por la presión de ganar y mantenerse en ese ámbito.
La más evidente expresión de mal comportamiento en el terreno la dio Carlos Zambrano a finales del mes de junio, cuando increpó a su compañero Derrek Lee, luego que lo culpara de no hacer una jugada de rutina en el cotejo frente a los Medias Blancas de Chicago.
El carabobeño irrumpió en el dugout de los Cachorros y como ya había ocurrido en anteriores oportunidades destrozó filtros de bebida energética y profirió improperios al primera base, no sin antes ser atajado por sus compañeros.
A raíz del suceso, Zambrano fue colocado en una lista restringida y su sueldo suspendido. ¿Estará su carrera en peligro? ¿En que afectará su desempeño en el resto de la temporada?
“Estas cosas suceden cuando la acción no pasa por el pensamiento”, comenta la psicóloga, Milagros Alvarado. “Uno no puede generalizar, hay que conocer el caso, pero estas personas suelen tener baja tolerancia a la frustración, es una especie de patología”, agregó la profesional.
Gabriel Ruda, también psicólogo y responsable del blog motivación y resultados.com difiere de su colega. “No la considero una patología, más bien es una decisión personal de cambio, yo creo que dicha reacción es producto de cuatro factores, historia personal (la mayoría vienen de estratos sociales bajos donde la violencia es lo común), personalidad (el carácter de fábrica), una circunstancia particular y una situación especial como la respuesta a diferentes presiones externas”.
Alvarado considera que a veces hay factores ajenos al juego que pueden desencadenar una explosión como la de Zambrano. “Mientras menos le salen las cosas más iracundos se van a poner, puede ser que la persona se esté divorciando por ejemplo y eso lo trasladan al campo”, afirmó.
“Para eso hay una terapia cognitiva (procesos mentales implicados en el conocimiento) conductual y lo que se persigue es hacer cambios en el pensamiento para incidir en el comportamiento”, agregó Alvarado. “La conducta de un atleta en sus primeros años de formación es fundamental” aportó Ruda. “Hay que buscar la raíz del problema y hacer una terapia en función de eso”.
“Existen técnicas para lidiar con el manejo de control de la ira, lo más importante es la constante comunicación, las personas que se descuidan y no reciben el tratamiento adecuado pueden terminar consumiendo alcohol o drogas, hay que tener cuidado con eso”, apuntó Alvarado.
Algo de complicidad
El psicólogo, Gabriel Ruda, en algún momento vinculado a la selección nacional de baloncesto sostiene que conductas como la de Zambrano regularmente son fomentadas por los propios técnicos. “A veces uno observa a mánagers regañando a niños, empleando malas palabras y eso lamentablemente tiene un efecto, los deportistas arrastran eso y luego copian ese tipo de conductas”, expresó. Ruda considera que algunos atletas, embestidos por el manto de súper estrellas, caen en comportamientos indebidos y creen que son intocables. “No les dicen nada, lo dejan pasar y luego vienen los lamentos”. “Él me dijo que hizo eso, porque estaba cansado de las constantes derrotas del club”, declaró el piloto de los Medias Blancas de Chicago, Oswaldo Guillén.
Por: Francisco Zambrano/Líder
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