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Galarraga cuenta, paso a paso, «su» perfecto

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Armando Galarraga perdió el control y armó una trifulca.
Armando Galarraga relató su joya.

Armando Galarraga relató su joya.

“Bueno, desde que salí lo hice como cualquier día más. El negocio mío era buscar el triunfo, pero ya pueden ver cómo lo conseguí, y ¡de qué manera! Me tocó abrir frente a los Indios de Cleveland. Otra salida más, otro miércoles en la casa de los Tigres de Detroit, el Comerica Park. Arrancó el juego, y salí a hacer lo que tenía que hacer, lanzar para ganar, porque eso es lo que tengo que hacer para poder vivir. Comenzaron a pasar los innings y me di cuenta que estaba retirando a uno por uno. Yo estaba más pendiente de cómo estaba lanzando Fausto Carmona. Él lo estaba haciendo bien.

Cuando llegué al sexto episodio, o media hora después, sin decir mentiras, la gente me empezó a gritar desde las gradas: ¡Armando andas perfecto! Obviamente me empecé a emocionar, pero no le hice mente a que iba a lograrlo, porque el juego iba 1-0 en ese momento. Yo en verdad lo que quería era sacar la victoria.

Pasaron los innings, pasaron los innings, porque el juego iba muy rápido. Cuando llegué al octavo los saqué 1-2-3, yo me dije: ‘Bueno, ya vamos para el noveno y nadie me toca la primera’. Salí al noveno y ese primer out de Austin Jackson, con elevado de Mark Grudzielanek al centerfield, casi me provoca un infarto. Fue una jugada clave y me dije: ¡Dios mío, esto está para mí! Después hubo un rolling al short y ahí estaba que me temblaban las piernas. ‘Ya no más que faltaba un out’, pensé.

Bueno, ya tenía el perfecto casi en mis manos. Jason Donald bateó rolete, ‘Miggy’ (Miguel Cabrera) me la pasó y yo asistí para completar el último out… Bueno, el out que vio todo el mundo, menos el umpire. Cuando el señor Jim Joyce decretó el quieto, quedé en blanco, congelado.

A mí me dio por reirme, porque estaba muy nervioso. Si ven la repetición, se darán cuenta que no paraba de sonreír, pero era que estaba en shock. ¡No podía creer lo que estaba pasando! Yo no había caído en la magnitud de lo sucedido.

Mientras todos celebraban por el triunfo, yo me escapé y fui a ver el video por televisión. Ahí me di cuenta que Joyce cometió un grave error, porque la jugada ni siquiera estuvo tan cerca. Yo dije: Dios mío, ¡cómo este hombre va a cantar quieto en esa jugada… y en ese momento! Todos sabemos que eso fue out.

Por un momento me sentí mal. Joyce me buscó y quiso hablar conmigo. Nos alejamos de todo el alboroto y nos reunimos. Lo único que me dijo fue que lo disculpara y el resto era llorando. Yo me levanté, le di un abrazo y le dije: ‘Tranquilo, nadie es perfecto’.

Yo no creo que él haya querido cantar eso, menos sabiendo que es quizás lo más importante para cualquier lanzador. Pero, bien, él se equivocó y está consciente de eso. Joyce nunca dejó de llorar. Los otros umpires y yo tuvimos que calmarlo. Había que darle ánimo, porque si yo me sentía mal, Joyce andaba peor.

Luego, me senté a hablar con Magglio (Ordóñez) y Cabrera. Tenemos par de años jugando juntos. A Magglio casi le da por llorar cuando vio la repetición y Miguelito sigue sorprendido. Cuando hicimos el out, nos miramos las caras y quedamos locos.

Mi familia se comunicó conmigo. Y bueno, desde que mi papá me dijo que eso era out, yo me contenté como nunca y empecé a gozarme la victoria. Este ha sido un buen paso para mantenerme positivo por el resto del año.

Lamentablemente, no pasó lo que tenía que pasar. Lo que toda Venezuela esperaba. Somos seres humanos y nos equivocamos. Hay que pasar la página. Hay que sentirse bien porque todos sabemos que lo logré y, aunque no esté escrito, para mí fue un juego perfecto”.

Por: Mauricio Hernández/Panorama

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