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Conozca las nuevas estadísticas de las mayores

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La calidad defensiva de Franklin Gutiérrez fue medida con los nuevos métodos.

La calidad defensiva de Franklin Gutiérrez fue medida con los nuevos métodos.

UZR. FIP. BABIP. La revolución de las estadísticas en el béisbol ya dejó de ser algo que sólo interesaba a unos cuantos fanáticos estrafalarios. Siglas que aluden a nuevas estadísticas, como el UZR, son ahora de uso frecuente en los altos mandos de los clubes, las tribunas de prensa y en cualquier discusión sobre el valor de un pelotero.

El béisbol está ahora obsesionado con el alfabeto de las estadísticas, el nuevo idioma del deporte.

El proceso comenzó hace más de medio siglo y luego cobró fuerza en la década de los 80 con los seguidores de Bill James. Pero hace siete años, con la publicación del libro «Moneyball», dejó de ser algo que era considerado como secundario.

Siglas como OPS y WARP ya son habituales. Estadísticas como Fielding Independent Pitching (FIP) incluso inciden en la escogencia de los ganadores del Cy Young, mientras que guarismos como el «Ultimate Zone Rating» (UZR) y «Batting Average on Balls in Play» (BABIP) determinan contrataciones.

Traducirse eso en español provoca un largo juego de palabras. Pero el UZR es el barómetro en moda para medir la capacidad de un fildeador de realizar una jugada defensiva. Franklin Gutiérrez, jardinero venezolano de los Marineros de Seattle, fue el líder de esa categoría el año pasado en las mayores. Para explicarlo mejor, Gutiérrez prácticamente fue como una aspiradora en el bosque central.

¿Y BABIP? Esta estadística mide el porcentaje de turnos que terminan con la pelota en juego y en los que al bateador se le acredita un hit, excluyendo los jonrones. Lo que busca es precisar cuanta ayuda reciben los lanzadores de sus compañeros en la defensa.

Ahora mismo casi cada equipo toma en cuenta los denominados análisis sabermetricos en diversas formas. Ya no se discute si se debe incluir análisis estadístico en el béisbol. El asunto está en el grado de importancia que debe tener.

«El giro ha sido monumental», declaró John Perrotto, editor jefe de BaseballProspectus.com, portal biblia sobre los análisis estadísticos. «Algunos equipos empezaron a hacerlo a fines de los 80, pero se contaban con los dedos de la mano. Creo que cuando Theo Epstein y los Medias Rojas de Boston ganaron la Serie Mundial, pues se empezó a considerarse con seriedad y usarlos en conjunto al trabajo de los scouts».

Si usted no le prestó atención a «Moneyball», el consejo es no leer lo que sale en los cibersitios Baseball Prospectus o Hardball Times y seguir dependiendo de los tradicionales guarismos: promedio de bateo, jonrones y remolcadas para los bateadores y efectividad (ERA) para los pitchers. Pero el impacto del cambio se pudo apreciar en el voto de los premios del año pasado.

Dos días después que Zack Greinke empató el récord de menos victorias de un Cy Young con 16, Tim Lincecum se llevó el premio de la Liga Nacional con apenas 15.

Fue aquí que muchos aficionados se enteraron de la existencia del «Fielding Independent Pitching» o FIP, que separa el desempeño de un lanzador con respecto al trabajo defensivo de su equipo al medir exclusivamente factores que están sólo bajo su control, es decir jonrones permitidos, ponches, boletos y bateadores golpeados.

Aunque Lincecum se benefició por un buen FIP, el as de los Gigantes de San Francisco no está del todo convencido por las estadísticas modernas.

«Escucho decir: ‘¿Cuál sería su verdadero ERA? Cuáles son porcentajes de FIP?’ Todas esas tonterías», dijo Lincecum. «Bueno, yo ignoro si son tontas, pero es que no las entiendo aún. Ahí están y tendremos que estar más pendiente de ellas con el paso de los años. Supongo que me tendré que educar más sobre eso porque cada vez son más importantes».

Si bien el uso de las estadísticas ha tenido un papel fundamental en el juego desde que Henry Chadwick inventó el box score hace más de 150 años, la sabermetrica estuvo fuera del radar.

La vieja guardia despreció los análisis que James empezó a hacer en los 80 en sus tomos «Baseball Abstracts».

Incluso en la década de los 90, el gerente de los Medias Rojas Don Duquette fue objeto de burlas por emplear a Mike Gimbel, un gurú de las estadísticas. Tampoco ayudó que Gimbel solía presumir de su influencia y que en su apartamento de Nueva York tenía a lagartos y otros reptiles como mascotas.

Pero todo empezó a cambiar con la publicación de «Moneyball», el libro de Michael Lewis que detalló cómo los Atléticos de Oakland armaron equipos competitivos a comienzos de la década pasada al recurrir a los números fríos.

El mejor ejemplo actual corresponde a Seattle. Los fichajes de Gutiérrez y el torpedero Jack Wilson se hicieron tomando en cuenta el talento defensivo de ambos. Ambos incidieron bastante para que los Marineros repuntasen de una campaña de 61 victorias en 2008 a 85 el año pasado. Y Seattle ahora comienza la campaña como candidatos a alzarse con el banderín del Oeste de la Liga Americana.

Por: AP

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