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A los Cachorros no se les va el éxito a la cabeza, pero no se conforman

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Los Cachorros acabaron con una sequía de más de 100 años sin un campeonato. Foto: Las Mayores

Los Cachorros acabaron con una sequía de más de 100 años sin un campeonato. Foto: Las Mayores

Y así, en un abrir y cerrar de ojos, los Cachorros están nuevamente jugando a toda máquina, tal como Theo Epstein pensó que lo harían.

«Este es el grupo por el que menos tienes que preocuparte de todos los equipos en los que he estado», dijo Epstein antes de que los Cachorros izasen su bandera de campeones de la Serie Mundial la noche del lunes. «El año pasado manejaron de maravilla las expectativas. Y este año están manejando el hecho de que ganamos y todas las interrogantes sobre sentirse satisfechos, o conformistas, mejor de lo que me podría haber imaginado».

En ningún deporte, y con ningún equipo, usted simplemente pulsa un botón y se quita del medio. Pero si ése fuese el caso de un club, sería éste que lideran jugadores como Anthony Rizzo, quien luchó con sus propias lágrimas durante el emocionante primer juego en casa y después mandó una recta cortada a 94 millas de Kenley Jansen hacia el jardín izquierdo para derrotar por 3-2 a los Dodgers, casi cuatro horas después de haber izado la bandera de la Serie Mundial en un poste construido especialmente para la ocasión.

«No tienes que hacer nada», dijo Epstein, quien está en su sexta temporada como presidente de operaciones de béisbol de los Cachorros. «Son tan enfocados, tan trabajadores. Entienden que tienen que afrontar esto con la misma intensidad del año pasado si quieren volver a experimentar esa sensación tan especial que vivieron. No ha sido un asunto con el que hemos tenido que lidiar, en lo absoluto. Cuando se lanza el primer pitcheo, ya están enfocados».

En la tercera temporada bajo el mando de Joe Maddon, los Cachorros se han convertido en el equipo con el que sueña todo manager. Son el conjunto más talentoso de su liga y además el que más se divierte jugando.

Así es como te puedes ver dominado por un pitcher tan talentoso como el dominicano de los Cardenales, Carlos Martínez, en el Día Inaugural y una semana después miras la tabla de posiciones y tienes récord de 5-2.

El gran momento de la temporada, hasta ahora, ocurrió el jueves pasado en San Luis, cuando los jugadores de los Cachorros se acercaron en manada hasta el cubículo de Kyle Schwarber en el Busch Stadim para felicitarlo por haber llegado al tercer juego del año.

Schwarber, recordarán ustedes, sufrió una lesión en una rodilla del 7 de abril del año pasado que lo dejó fuera de acción hasta el Juego 1 de la Serie Mundial en Cleveland. No queda otra que apreciar el humor negro, algo que pocos hacen mejor que los peloteros.

Para Schwarber, fue un golpe durísimo quedarse fuera de acción por aquella lesión en la rodilla que se produjo por un choque en los jardines con Dexter Fowler. Es un bateador extremadamente inteligente, con la mejor vista del equipo. Eso dice mucho de un club que tiene al vigente Jugador Más Valioso de la Liga Nacional, Kris Bryant, y a Rizzo bateando detrás de uno.

Aunque tiene cuerpo de jugador de fútbol americano, Schwarber ha heredado el primer puesto de la alineación tras la partida de Fowler, quien firmó con los Cardenales en la temporada muerta. Schwarber tiene .382 de porcentaje de embasarse y tiene proyección para anotar 116 carreras.

Los Dodgers demostraron respeto al tirarle sólo cinco strikes a Schwarber, de un total de 17 pitcheos, durante la victoria de los Cachorros. En el primer turno falló con un elevado, pero después negoció tres boletos consecutivos ante el abridor Alex Wood y el relevista Grant Dayton.

«Contra un zurdo, además, lo que está muy bien», dijo Maddon. «Schwarbs tomó muy buenos turnos para servir la mesa. Yo sé que no quiere que lo alterne con nadie y ésa es su forma de demostrarlo. Muy buenas presentaciones en el plato de su parte».

A Rizzo no le trajeron un zurdo para enfrentarlo en el octavo. Pero se estaba midiendo a Jansen, uno de los mejores cerradores de Grandes Ligas.

El juego estaba a un solo out de irse a extrainnings cuando Rizzo llegó al home, pero mandó a la gente feliz a su casa haciendo lo que los mejores bateadores han hecho contra los mejores lanzadores desde 1908, el año en el que los Cachorros habían ganado su último título.

«Recorta tu swing y pon la bola en juego», dijo Rizzo.

Maddon estaba impresionado, al igual que lo ha estado desde la primavera del 2015, cuando entendió exactamente el potencial del equipo por el cual había dejado su viejo trabajo en Tampa Bay.

«Anthony realizó un turno maduro, un turno de veterano, contra Jansen», dijo Maddon. «Si intentas hacer lo que normalmente haces, ese lanzador te come vivo».

Rizzo puede ser estoico con los reporteros, pero no escondió la emoción y el orgullo que sintió al ser seleccionado como el encargado de izar la bandera y llevar el trofeo de la Serie Mundial desde el jardín central hasta el centro del diamante.

El primera base sigue maravillado ante lo que el campeonato ha significado para los fanáticos de los Cachorros.

«Tuvimos toda la temporada muerta para digerirlo y entender lo que significó para tanta gente», dijo Rizzo. «Fue genial, tanto para ellos como para nosotros. Es nuestra primera vez aquí desde que ganamos y poder apreciar lo que significa es bien especial. Somos las únicas personas vivas que han hecho eso».

Rizzo, el ya retirado David Ross y otros compañeros como Bryant, Fowler, Schwarber, Jon Lester, Jake Arrieta, Ben Zobrist, el puertorriqueño Javier Báez y el venezolano Willson Contreras se han convertido rápidamente en leyendas en Chicago. Pero si eso se les ha subido a la cabeza, la verdad es que lo han mantenido en secreto.

Debido a que siguen con los pies en la tierra y la cabeza en su puesto, tienen la posibilidad de seguir celebrando como equipo por muchos años. El miércoles se les entregarán sus anillos de campeones de la Serie Mundial, pero una vez que se haga el primer pitcheo, la diversión comenzará una vez más.

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