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Águilas, lo tuvo todo y terminó con nada

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Ender Inciarte fue clave para Zulia. Foto: AVS

Ender Inciarte fue clave para Zulia. Foto: AVS

¿Cómo evaluar la temporada de las Águilas? ¿Fue un claro fracaso, como dice el resultado? Es difícil negarlo. Pese a ocupar las mejores posiciones en la ronda eliminatoria y comandar la tabla durante ciertas partes de octubre y noviembre, el equipo fue eliminado en enero y lleva 15 años sin celebrar un título.

La sequía incluso es mayor que eso. Contando el título de la temporada 1999-2000, Zulia sólo ha disputado una final en las últimas 20 campañas. Es un exceso para un club con esa legión de seguidores y con los recursos que potencialmente debería manejar.

El repaso de lo hecho desde el alto mando hasta el bullpen, sin embargo, sugiere, grosso modo, que se hizo lo que el guión exigía antes del inicio.

¿Por qué esta nueva eliminación, entonces?

Se puede acusar la ausencia de Ernesto Mejía, Marwin González y José Pirela, quien se lesionó en enero y ya no pudo aportar.

Con esos tres a bordo, no habría hecho daño la poca producción de los importados que llegaron para la segunda mitad, y probablemente habría sido mejor ese average por debajo de la línea Mendoza que los bates naranjas tuvieron con corredores en circulación.

Hubo un acierto en la planificación. Buscaron toleteros adicionales en el extranjero, sacrificando a Hassán Pena bajo la idea de que tenían relevistas capaces de cerrar los encuentros. La idea era traer tres o cuatro maderos. Así llegaron Giovanny Urshela, Mark Minicozzi y Aaron Altherr, y así asumió protagonismo ese cuerpo de bomberos encabezado por Diego Moreno, Silvino Bracho, Leonel Campos y Elvis Araujo. Muy bien.

Esa visión fue exitosa. Lamentablemente, en el deporte ocurren imprevistos y se perdió el rumbo con las lesiones de Urshela y Minicozzi. Sin ellos, sin Mejía, Marwin y finalmente sin Pirela, el lineup perdió potencia, a pesar de Ender Inciarte, Alí Castillo y Freddy Galvis.

Tal vez si la rotación resiste, las Águilas habrían sobrevivido. El cansancio y las molestias, sin embargo, terminaron limitando a Yéiper Castillo, Eric Marzec y Wilfredo Boscán. Cuando más falta hacía, la rotación también se empequeñeció.

¿Y qué responsabilidad tuvo el alto mando?

El tren ejecutivo es responsable, obvio, porque tomó las decisiones. Una parte de la fanaticada ha hecho duros señalamientos, exigiendo cambios. Pero al menos en esta temporada 2014-2015, la dirección seguida luce la adecuada.

Se buscó a un manager zuliano, con raíces en la divisa y un presente en las Grandes Ligas; se contrató una importación directamente responsable del tercer lugar obtenido en la temporada regular; se dio espacio a jóvenes nativos en el bullpen, el mejor del torneo; y el cuerpo de abridores tuvo clara huella venezolana.

Es duro que Henry “Pollito” Rodríguez ayudara a otros equipos y no a los rapaces. Recuperó su estatus en la LVBP, lejos de Maracaibo. Y quedan dos tareas que resolver con urgencia: siguen sin contar con bates experimentados que den real profundidad a la banca, capaces de cumplir cuando falten los titulares, y siguen teniendo resultados decepcionantes en el draft de la semifinal, ¿por qué?

Quizás en desatar esos dos nudos estén la clave y la posibilidad de regresar a la gloria. Y he allí lo peor: buscando respuestas, deben esperar un año más.

Por: Ignacio Serrano/El Nacional

Tomado de Elemergente.com

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