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Miguel Cabrera se sincera

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Miguel Cabrera es el líder de Detroit.
Miguel Cabrera dijo que "ahora puede ser más sincero".

Miguel Cabrera dijo que "ahora puede ser más sincero".

Miguel Cabrera ha estado bajo presión desde que era un aclamado prospecto en Venezuela, pero quizás por primera vez en su vida ha aprendido a manejar la situación.

Necesitó pasar una noche de octubre y la mañana correspondiente en custodia de la Policía para que por fin buscara la ayuda que necesitaba.

«Es difícil aprender de tus errores, pero es parte de la vida», dijo Cabrera recientemente. «Ahora estoy preparado para eso. No volverá a suceder».

Los problemas de Cabrera con el alcohol eran parte de un problema más extenso en su vida. La ayuda sicológica que recibió durante la temporada baja no fue solamente sobre cómo lidiar con el alcoholismo, sino sobre formas de manejar el estrés y la presión que desconocía.

Ahora está siendo más sincero con su familia, con sus amigos y con todo el mundo y dice que gracias a esa nueva actitud ha cambiado en sentido positivo. También está siendo más franco en torno a la presión que sintió el año pasado cuando los Tigres estaban luchando por mantenerse a flote y él estaba teniendo dificultades al intentar levantar a una ofensiva tambaleante.

«Todo se estaba acumulado dentro de mí», dijo Cabrera. «Estaba enojado con todo el mundo».

Sus problemas con el estrés comenzaron antes del 2009. Como jovencito y prospecto, era la presión de una carrera profesional que le permitiría ganar millones de dólares para su familia. Luego sintió la presión de estar a la altura de las expectativas de su país. Finalmente estuvo la presión de ayudar a su equipo, primero en la Florida y luego en Detroit.

«Era joven», dijo Cabrera. «Tenía mucha presión con los Marlins y todo. No sabía cómo manejarla. (La gente) decía que iba a ser un hombre allá, pero no estaba listo para eso».

Cabrera se convirtió en una superestrella en el 2008 cuando firmó un contrato de ocho años y US$152 millones con Detroit. Pero en su interior era el mismo muchacho tímido de Maracay. Aunque en ocasiones mostraba su personalidad, nunca hablaba de lo que estaba enfrentando ni con las personas más cercanas.

Siempre se le ha conocido por ser un muchacho alegre en el clubhouse, pero no franco. En el pasado, sus relaciones con la prensa han sido muy volubles.

«Eso es parte del problema. No hablo con nadie», dijo Cabrera. «La gente no sabe quién soy yo en realidad. Siempre ando callado y no hablo con nadie. Todo se desenvuelve dentro de mí. No tuve la oportunidad de explicarme. No tenía comunicación con nadie».

Agregó: «Creo que cuando la gente me quería hablar lo hacía con cuidado porque sabían que yo iba a reaccionar».

Una señal de esa presión salió a la luz a principios de su carrera con los Tigres. Dos semanas después del comienzo de la temporada del 2008, Cabrera, quien había tenido un arranque lento, dijo que sentía que había defraudado al conjunto que se encontraba en una mala racha.

A medida que los Tigres fueron cayendo en el 2009, se fue convirtiendo en un problema mayor.

«En el último mes me presioné mucho por la forma en la que estábamos jugando», dijo Cabrera. «Sabíamos que teníamos buenas posibilidades de ir a la postemporada. La última semana fue frustrante para mí».

Fue en ese periodo que sus problemas salieron a relucir. Un informe de la Policía en Birmingham, en las afueras de Detroit, habla de un incidente en el Townsend Hotel el pasado 31 de agosto cuando unos testigos dijeron que Cabrera discutió con un hombre joven y lo retó a una pelea en la calle.

Un mes después sucedió el incidente más publicado cuando Cabrera regresó a casa tras estar bebiendo toda la noche y discutió con su esposa. La Policía respondió a una llamada del 911 y detuvieron a Cabrera para alejarlo de la escena. No se presentaron cargos en su contra.

 

Todas las presiones salieron a la superficie cuando los Tigres cayeron ante los Mellizos en un juego de desempate por al título de la División Central de la Liga Americana. Cabrera se echó a llorar mientras los reporteros lo entrevistaban y parecía echarse la culpa del desplome de su equipo.

Cabrera pasó la temporada baja recibiendo orientación sicopedagógica en un programa para pacientes externos en Miami, donde tiene una casa. Una de las metas del programa era permitirle ser más franco y más honesto sobre sus problemas.

«El médico y yo hablábamos de muchas cosas», dijo Cabrera. «Le expliqué lo que estaba sucediendo con mi vida. Ahora puedo ser más sincero con la gente, con mis compañeros y con todo el mundo. Puedo decir que la gente me conoce y que sabe lo que hay dentro de mí. Antes no sabían qué estaba pasando por mi mente».

El resultado ha sido positivo. Cabrera ha sido más sincero con la prensa y con todo el mundo en general desde que llegó a los campos de entrenamiento hace más de una semana.

«Ahora puedo hablar con mi esposa y mi papá y puedo manejarlo todo», dijo. «Antes no lo hacía».

Cabrera dice que recibió mucho apoyo de parte de su familia y de la gente en general en Venezuela. También recibió llamadas de sus amigos, incluyendo del lanzador Dontrelle Willis, quien ha sido su compañero de equipo durante mucho tiempo.

«Me ha ayudado mucho», dijo Cabrera. «Cuando estás pasando por un momento difícil y los amigos te llaman, es algo positivo. Ahí es cuando aparecen los verdaderos amigos, cuando uno está pasando por algo difícil, no cuando las cosas están bien. Eso se llama un buen amigo».

En estos momentos, Cabrera parece estar listo para ser mejor persona. Dice que no ha consumido bebidas alcohólicas desde el incidente en octubre. Alejarse del alcohol era parte del proceso. Deshacerse de la presión contenida que lo llevó a beber también era un paso importante.

«En estos momentos soy más responsable de mí mismo», dijo. «Puedo superar cualquier cosa. Se me está haciendo más fácil. A veces uno tiene problemas y los internalizas y no los puedes sacar. Eso me pasaba la mayoría de las veces. Casi siempre estaba enojado. Ahora es más fácil dejar ir esas cosas».

Por: Jason Beck / MLB.com

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